jueves, 31 de marzo de 2016

¡Adiós Roberta!

Francisco Aular
Lectura devocional: Proverbios 27:8-10
Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Daniel 12:4 (RV60)

¿Qué ha hecho la ciencia y la tecnología por nosotros?
La respuesta es mucho, pero me temo que ha roto lo más importante en el ser humano: Su relaciones con otros. Aquí va un ejemplo de ello. En la ciudad de Toronto, donde vivo, el invierno arrecia entre enero y febrero, así que en una mañana de enero de 1991, había caído nieve en abundancia; aquel era mi primer invierno en Toronto, y mi familia y yo lo disfrutábamos.
Caminé hacia la entidad bancaria más cercana, para abrir mi cuenta personal; mis pasos eran cuidadosos para no resbalar en algunos lugares del trayecto, que en vez de nieve, tenían hielo, el viento frío era como el filo de una hojilla en mi cara, y casi traspasaba todo mi vestuario de invierno, pero mi marcha era lenta y temblorosa, no sólo por el frío, la nieve y el hielo, sino por el miedo a que mi escaso inglés me sirviera para dar todos los detalles necesarios para abrir una nueva cuenta bancaria.
Por fin, llegué, enseguida me dirigí a una de las ventanillas de la agencia, allí estaba ella, con una sonrisa maravillosa, como diciéndome bienvenido, medía como un metro ochenta centímetros, tenía una blusa roja y falda azul, sus cabellos rubios caían sobre sus hombros formando un arco detrás de su rostro, sus ojos eran tan azules, como las aguas del Lake Louise en Alberta. Me dijo en su perfecto inglés (traduzco): “mi nombre es Roberta Hutchinson”, yo me presenté advirtiéndole, lo que ella notaría, que mi inglés era muy pobre; le dije de donde era, y ella respondió: “Ah, del país de las mises y de la isla de Margarita”, eso lo entendí y me dio ánimo para seguir conversando.
Roberta me habló despacio, y así llenamos todas las preguntas del cuestionario, me dio una libreta, una chequera y las instrucciones de cómo usarlas; salí.
Lo que Roberta no sabía, ni yo tampoco era que por siete largos años, llegaríamos a una verdadera amistad comercial y humana. Era como un juego que teníamos cada vez que iba al banco, otras ventanillas podían estar abiertas pero ella me hacia una señal y yo me dirigía a la de ella; me orientaba al revisar los estados de cuenta y corregía cuando algo no le gustaba; sus consejos, como mi asesora voluntaria en el manejo de mi cuenta, yo los seguía al pie de la letra. Roberta conoció a Mary, mi esposa y a los cuatro muchachos nuestros, que llegaron a ser parte de la conversación: “¿Cómo le va a Daniel en su nuevo trabajo? ¿Cómo estuvo el matrimonio de Mary Ruth y César? ¿Dejará Mary Ruth la Universidad o seguirá estudiando?”.
Cuando regresábamos de un viaje a Venezuela, nosotros le traíamos algunos de esos regalitos de recuerdo, y ella nos decía que los coleccionaba. Nuestra amistad creció y a medida que nuestro inglés mejoraba, podíamos llegar más lejos en nuestras conversaciones, por eso supe que su esposo y ella, tenían planes para la jubilación, que sería en un par de años.
Un día descubrí al entrar al banco que estaban haciendo un par de huecos grandes en la pared de la entrada, allí pusieron dos máquinas. A la semana siguiente, un hombre de seguridad se me acercó, mientras hacía la fila en donde estaba nuestra amiga Roberta, el hombre me dijo: “Desde la próxima semana, todas las gestiones de rutina tendrá que hacerla por el cajero automático”. Nunca olvidaré la mirada que me hizo Roberta, ella sabía lo que el hombre estaba diciéndome. Hubo un silencio inusual aquella mañana entre Roberta y yo, ambos sabíamos que la hora de la despedida había llegado. Ambos disimulamos las lágrimas, cuando le dije: “¡Adiós Roberta!”…
Oración:
Padre eterno:
Ayúdame a valorar que lo que tú quieres conmigo es una relación personal, en la cual pueda correr tu amor, y ese amor vaya a través de mí para otros. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No dejemos que ciencia y la tecnología nos separen de Dios y de los otros seres humanos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 30 de marzo de 2016

Los tulipanes de mi jardín

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Génesis 8:14-22
Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches. Génesis 8:22 (NVI)

Vivimos siete años en una misma casa que por ser la primera casa que rentamos al llegar a este país, se metió en mi corazón; allí vivimos años muy felices, los años de nuestro comienzo y vimos a nuestros hijos salir del hogar para formar el suyo propio; guardo de ella muchos recuerdos, uno de ellos, el de cuatro hermosos tulipanes que nacían en nuestro pequeño jardín. Los tulipanes nos anunciaban sin faltar que la cita con la primavera había llegado. La vida de aquellos cuatro tulipanes rojos era breve, quizás una semana y media. Algunas veces, aquí, el invierno se niega a marcharse, así que, una helada caía sobre ellos, otras veces, los sacudían las tempestades de finales de marzo o comienzos de abril, pero ellos, aunque maltrechos, seguían luciendo su traje impecable de color carmesí, adornando el frente de nuestro hogar. Cuando los tulipanes morían, dejaban sus bulbos en la tierra, porque así, garantizaban su resurrección al año siguiente. Nos olvidábamos de los tulipanes, y plantábamos nuevas flores, las cuales duraban todo el verano, pero éstas, al caer el otoño, morían.
Un año mis suegros vinieron a visitarnos, justamente a comienzos del otoño, don Enrique era un amante y experto en la jardinería, preparó el terreno para la primavera siguiente, eso incluyó remover la tierra varias veces; se me olvidó decirle sobre los cuatro tulipanes. ¿Se habrían ido para siempre? No. Esa siguiente primavera y por siete años que vivimos allí, sus retoños se levantaban de nuevo para anunciarnos, llenos de alegría, que la primavera había llegado.
En efecto, en la primavera, todo reverdece, florece y prospera. Aunque los seres humanos no hemos tratado con cuidado la creación de Dios, Él permanece fiel a su promesa de que: "Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha,  frío y calor,  verano e invierno, y días y noches".
Cómo los cuatro tulipanes de nuestro jardín, un día vendrá el duro invierno al final del otoño de nuestra vida; contrario a lo que pregonan algunas nuevas doctrinas, en cuanto al verdadero propósito de nuestra vida, ¡no hemos venido a este mundo para no sufrir! La vida humana sigue siendo breve y llena de muchas dificultades, aun para los seguidores de la fe cristiana. Nunca el Fundador del nuestra fe nos prometió que las riquezas financieras y una excelente salud acompañarían a los que crean en Él. Aunque sus bendiciones temporales pueden alcanzar esos aspectos también, eso, no es lo fundamental. JESÚS murió a los treinta y tres años, no en un hospital cinco estrellas, ni en las comodidades de una casa; sino en una despreciable cruz como un malhechor. Todos sus Apóstoles, exceptuando a Juan, murieron como mártires. El cristianismo es un jardín y los cristianos somos las flores, que como los tulipanes, vivimos para otros y para anunciar la vida que nunca se acabará; aquí en esta tierra habrá siempre injusticias y con ella el dolor del ser humano, pero hemos venido a embellecer a este mundo, con nuestra presencia temporal, nuestra fortaleza de espíritu y, nuestro ejemplo en medio del sufrimiento, del dolor, los problemas y las circunstancias, pero ¡JESÚS en nosotros es nuestra esperanza de gloria! Un día, saldremos de este mundo, nos cambiaremos de dirección, nada más, porque vendrá el día de  nuestra resurrección, sólo que en esa oportunidad: la primavera y nuestra belleza serán para siempre.
Oración:
SEÑOR Todopoderoso:
Tú y sólo tú, has cambiado mi lamento en una fiesta. Tu mano poderosa me mantiene en pie. La vida que vivo en mi cuerpo es tuya. Ayúdame a entender que no puedo entrar con este cuerpo al cielo que me has prometido; como tú, necesito ser sembrado para poder nacer en la primavera de la resurrección. ¡Gracias por esta esperanza en la cual descansa mi alma! En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
La esperanza no nos conduce a JESÚS, es JESÚS que nos conduce a la esperanza, a la fe, al amor y a la vida eterna.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 29 de marzo de 2016

A la vida por la muerte

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional:Juan 12:20-26      
Ustedes saben que si un grano de trigo cae en la tierra y no muere, no produce nada. Pero si muere, da una cosecha abundante. Juan 12:24,25 (TLA)

La palabra “vida”, en el idioma original en el cual el Apóstol Juan escribió su Evangelio, tiene tres significados. Pero me detendré en dos acepciones para nuestro devocional de hoy. “Bios” significa la vida natural, nuestra vida temporal en esta tierra. Nacimos y moriremos. Con la ayuda de Dios, nuestros padres humanos nos pusieron en esta tierra. Ese es nuestro primer nacimiento. La gran mayoría de los seres humanos, desde su perspectiva de “Bios”, sólo ven en el cristianismo una religión digna de imitar. Un  ejemplo de ello es el clásico religioso: La imitación de Cristo. Ellos han visto en JESÚS al más perfecto de los modelos. ¡Pero una imitación es sólo una imitación! La Biblia nos habla muy claro en cuanto a esto, en muchos de los versículos del Nuevo Testamento, no pide una imitación, sino una transformación producida por la Palabra y el Espíritu Santo. Revela que los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios, que están dotados de inteligencia, que son capaces de grandes cosas en cuanto a la ciencia y el conocimiento, que son capaces también de amar y que disponen de una voluntad y una personalidad libres. Pero los seres humanos son mortales, no tienen la misma vida de Dios que es eterno. Los esfuerzos por imitar a JESÚS son tan sólo remiendos en una vida temporal que tarde o temprano, como la ropa vieja, será desechada. ¡Cuán superior es la vida que Dios nos da completamente nueva!
Dios decidió hacernos de nuevo mediante el Nuevo Nacimiento espiritual, la vida eterna, que en griego es la palabra “Zoé”. Es vida sobrenatural que nos llega del cielo. Juan nos dice que la primera persona que JESÚS evangelizó era un hombre orgulloso de su vida religiosa, era un rabino judío. Un ser humano con una vida humana, pudiéramos decir, impecable. Se llamaba Nicodemo, pues a este hombre que cumplía ciento por ciento como su imitación perfecta de un hombre de Dios, JESÚS le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.[i] …Lo que es nacido de la carne (“bios”) carne es es, y lo que es nacido del Espíritu (“zoé”), espíritu es.[ii]
¿Es posible acceder a esta vida “zoé” (a esta vida eterna)? La respuesta es sí, pero tenemos que obedecer a JESÚS, porque Él y sólo Él es la vida eterna: Si ustedes consideran que su vida es más importante que obedecerme, no tendrán vida eterna. Pero si consideran que su vida en este mundo no es importante y me obedecen, entonces tendrán vida eterna.[iii] ¡Esta vida humana temporal tiene que morir para que surja el fruto de la vida eterna! ¡Mientras orgullosamente seamos religiosos satisfechos con nuestra religión, no podremos entender estas cosas espirituales! ¡Es indispensable morir a nosotros mismos! Entonces comprenderemos ¡Quién es JESÚS! Sabremos que es Dios hecho hombre, tomó nuestra vida temporal “bios”, la clavó en la cruz y nos dio Su vida eterna “Zoé”. Nos hizo de nuevo por el Nuevo Nacimiento en Él, para vivir de allí en adelante Su vida en nuestra vida. Por eso, esta vida humana y pecadora, alejada de Dios por el pecado que reina en ella -a pesar de nuestros mejores intentos por imitar a un Dios tres veces santo- no puede entrar al reino de Dios. Porque aún a Nicodemo, uno de los hombres más consagrado a su religión, JESÚS le ordenó que naciera otra vez. ¡Nos quedamos cortos! Por el Nuevo Nacimiento llegamos a ser no una imitación de JESÚS, sino como lo explicó el Apóstol Pablo: “Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” [iv] ¡Estamos en JESÚS!:Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.[v]  ¡Alabado sea el Padre por tan grande revelación! Repitámoslo porque yo estoy saltando de la alegría: ¡“y ya no vivo yo”! Funciona así: Yo le doy mi vida vieja y Él me da Su vida nueva. Yo le doy mi fracaso y Él me da Su victoria. Yo caigo a tierra y muero y Él me da Su vida fructífera. Yo le doy mi muerte y Él me da Su resurrección. ¡No me canso de alabar a nuestro Padre Celestial Autor de esta Salvación tan grande! Así dijo JESÚS: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5:24,RV60).
¿Cómo aplicamos esta verdad ahora en esta vida mortal en donde estamos? ¿Cuántas veces has nacido? En mi caso, yo celebro dos cumpleaños, nací en 1945, según la carne y nací en 1963, según el Espíritu. Mi primer nacimiento me puso en el mundo con el propósito eterno de que fuera un ser humano y que llegara a conocer a JESÚS. Mi Segundo Nacimiento me puso en el cielo ¡Gracias a Su misericordia y amor, aunque se me acaba mi vida “bios”, tengo mi vida “Zoé” la cual se va renovando cada día!
¿Te gustaría nacer hoy según el Espíritu? La forma que yo mismo he probado y con la cual inicié mi nueva vida, hece 53 años, es la oración sincera al SEÑOR JESÚS. Una oración como esta:
Ora conmigo:
Amado JESÚS, hoy entiendo que soy pecador(a) y estoy separado(a) de Ti Ciertamente yo he vivido mi propia vida, pero necesito esa vida eterna que Tú ofreces al ser humano. Hoy muero mi propia muerte para que me des Tu vida. Me arrepiento de mi vida pecaminosa y alejada de Ti y te ruego me perdones y te invito a ser mi SEÑOR Y SALVADOR. Gracias JESÚS porque es Tu voluntad perdonarme y darme Tu nueva vida. Gracias por perdonarme. Amén.[vi]
Perla de hoy:
El Nuevo Nacimiento es el único requisito para el Hombre Nuevo como lo propuso JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

[i] Juan 3:3 (RV60)
[ii] Juan 3:6 (RV60) subrayado mío
[iii] Juan 12:25 (TLA)
[iv] Efesios 5:30 (RV60)
[v] Gálatas 2:20 (RV60)
[vi] Si has hecho esta oración sinceramente al Señor JESÚS, bienvenido(a) a la familia de Dios, escríbeme ahora mismo a faular@hotmail.com, y comenzaremos a estudiar un material de discipulado.

lunes, 28 de marzo de 2016

¡Nos veremos en la mañana!

Francisco Aular      
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Juan 13:1-4
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Juan 13:1 (RV60)
La muerte vino a este mundo como resultado del pecado: “el aguijón de la muerte es el pecado” (1 Corintios 15:56) Y desde entonces, nos esclaviza de miedo toda nuestra vida como seres humanos. Pero el miedo a la muerte no nos impedirá morir, sino vivir. Como un médico, dijo: “Este temor está arraigado en tres cosas: temor al dolor, temor a la separación y temor a lo desconocido.”
Pasar “de este mundo al Padre” es la admirable definición de la muerte  que hace la Palabra de Dios para el cristiano nacido de nuevo. La muerte no es para el cristiano un -camino cerrado, o un salto a lo desconocido-sino, la partida desde este mundo a la casa del Padre: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.  Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:1-3) ¡Qué promesa nos hace JESÚS! Esto debiera ser suficiente para vencer cualquier temor a la muerte. Esta promesa, está acreditaba por la resurrección del mismo JESÚS: “Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1:17-18)
¿En esto pensamos la mayoría de los seres humanos sobre la muerte? No. Lamentablemente para la mayoría, la muerte es el final de todo, y por lo tanto, nos pasamos la vida retardándola lo más que podamos, disfrazándola, burlándonos, ignorándola  en cuanto nos sea posible. Pero tarde o temprano, tendremos una cita con ella. ¡Nadie quiere que ni en sombra se atraviese en su camino!
Sin embargo, para el discípulo de JESÚS, la muerte ya no es un motivo de temor; poseemos la certeza que nos da la Palabra de Dios; la muerte no nos separará de Dios, sino que nos llevará a Él; veremos a JESÚS y lo conoceremos cara a cara; no sé lo que usted hará cuando eso suceda, pero cuando llegué allá y lo contemple en toda Su gloria, y al ver en Su cuerpo resucitado las marcas de los clavos en Su amor por mí, ¡me arrojaré a sus pies, y le diré gracias amado JESÚS durante mi primer millón de años en la eternidad!
En la clásica biografía del esposo de Catherine Marshall, Un hombre llamado Pedro, ella describe elocuentemente la negrura de la noche del pesar, y lo brillante del amanecer de una nueva fe. En efecto, durante el verano después de la muerte del Dr. Marshall, ella regresó a la casa de verano, allí todo le hablaba de él, desde el bote hasta los zapatos bajo la cama. Buscando la soledad del mar, salió sola hacia la playa en la primera tarde tempestuosa. Al mirar al agua, de repente recordó sus últimas palabras. La escena esta fija vívidamente en su memoria. Pedro estaba acostado en la camilla esperando que lo llevaran a la ambulancia. Ella se inclinó sobre él y le susurró: “Querido, nos veremos en la mañana.” Su última línea, resume así sus maravillosos pensamientos: “Y al estar de pie allí mirando a lo lejos del horizonte, sabía que esas palabras las cantaría de corazón a través de los años…nos vemos querido, nos vemos en la mañana.”[i] “…sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.” Amar a los nuestros hasta el fin, nos da una gran esperanza frente a la muerte. Cuando dos personas son cristianos nacidos de nuevo, la muerte no es una separación definitiva, por tanto no se dicen adiós por última vez; sino ¡nos veremos en la mañana!
Oración:
Yo sé que un día el río cruzaré
Con el dolor batallaré
Y al ver la vida triunfando invicta
Veré gloriosas luces y veré al Rey.
Porque Él vive
Triunfaré mañana
Porque Él vive
Ya no hay temor,
Porque yo sé
Que el futuro es suyo,
La vida vale más y más, solo por Él.[ii]
Perla de hoy:
No nos corresponde saber cuanto tiempo nos queda por vivir aquí, sino vivir lo que nos resta para la gloria de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

[i] Paul W. Powell, El Nuevo Manual para Ministros, pág. 45: Annuity Board of the Southern Bapstist Convention:
[ii] Gloria y William J. Gaither,  “Porque Él vive”, Himnario Bautista, #460, CBP, 1978

domingo, 27 de marzo de 2016

¡El Señor ha resucitado de verdad!

Francisco Aular
Lectura devocional: Lucas 24:13-35
¡El Señor ha resucitado de verdad! Se le apareció a Pedro. Lucas 24:34 (NTV)

!El Señor ha resucitado de verdad! Es el grito de triunfo del Crucificado. El día viernes JESÚS muere en victoria, pero su resurrección el día domingo es el triunfo definitivo. La resurrección de JESÚS es el sello del regalo de nuestra salvación. La bandera del cristianismo es la esperanza de la resurrección. Todos los que hemos nacido de nuevo, por la vida que vino del cielo a través de JESÚS, sabemos por la Palabra, que así como Él resucitó, ¡nosotros también resucitaremos! Es más, la vida normal del cristiano de hoy es vivir una vida resucitada y victoriosa por la resurrección de JESÚS.
Cuando el pastor Germán Núñez Bríñez -mi maestro de homilética en el Seminario Bautista de Venezuela- y yo fuimos a Jerusalén, visitamos el Jardín de la Tumba y nos encontramos que en sus alrededores había gentes de muchas partes del mundo a juzgar por sus rasgos físicos y vestimentas, y aunque todos hablábamos lenguas diferentes, nos unía una sola verdad dicha dos mil años antes: ¡El Señor ha resucitado de verdad! La tumba cedida por José de Arimatea a JESÚS, ¡está vacía!, un cartel lo anuncia con las mismas palabras que los ángeles dijeron a las mujeres que vinieron trayendo las especias aromáticas para ungir el cuerpo de JESÚS: No está aquí, sino que ha resucitado. Mi amado hermano Núñez y yo estábamos a punto de llorar de alegría, y con toda esa emoción encima entramos a la tumba, nos colocamos frente a la abertura, y desde allí contemplamos a los demás turistas que habían llegado, de repente, la voz potente del príncipe de los predicadores venezolanos se elevó entonando las notas del himno que cuenta el triunfo del Crucificado; hicimos un dúo que poco a poco se convirtió en coro, ya que los demás turistas, conociendo este himno internacional, lo entonaron en sus propios idiomas:
Cristo la tumba venció
Y con gran poder resucitó.
Del sepulcro y muerte Cristo es vencedor,
Vive para siempre nuestro Salvador.
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios
El Señor resucitó.
Sí, !El Señor ha resucitado de verdad!  Y las apariciones que reiteradamente JESÚS hizo a sus discípulos, a sus familiares y a otros seguidores, fueron el hecho que afirmó la fe vacilante de ellos, y lo que explica la transformación de sus discípulos, de temerosos el día viernes a valientes el domingo de resurrección hasta nuestros días. En efecto, nos dice el evangelista Lucas que dos de los discípulos de JESÚS caminaban hacia Emaús aquel domingo por la mañana, en verdad ellos iban desanimados y lo muestran al hablar, “nosotros esperábamos que él era…”, pero aquel extraño que iba con ellos era nada menos que, ¡JESÚS mismo! ¡Sí, JESÚS resucitado y vivificante desde entonces va con nosotros su Iglesia! Después del encuentro de JESÚS con sus discípulos, ellos renovaron sus energías y tuvieron fuerzas para unirse en testimonio con los demás discípulos: “¡El Señor ha resucitado de verdad! Se le apareció a Pedro.” (Lucas 24:34; NTV).
Este mensaje nos renueva cada día como a los discípulos de ayer: ¡La tumba vacía asegura que nosotros los que creemos en JESÚS adoramos a un Dios vivo y no a un dios muerto!
!El Señor ha resucitado de verdad!  Explica la existencia de la Iglesia Cristiana, y por eso, cada semana, millones de hombres y mujeres en todo el mundo salen espontáneamente a predicar y a enseñar las verdades eternas del evangelio. ¡No lo hacen para ganarse la salvación, porque esto ya es un hecho, tal y como lo dijo el Apóstol: "El mismo poder que levantó a JESÚS de la tumba" es el mismo poder que nos ha salvado! Todo servicio en la obra de Dios es un monumento de nuestra gratitud a Él y solamente a Él, porque definitivamente: ¡JESÚS es nuestra pasión y triunfo! ¡Nada ni nadie ha podido detenernos a través de los siglos! Porque todos los que estamos en esta nueva vida que JESÚS vino a traernos, ¡constituimos un ejército comandado por el Rey de reyes y Señor de señores! A Él no pudo frenarlo este mundo, ni el maligno, ni la muerte. El sepulcro no pudo retenerlo porque Él, ¡mató para siempre a la muerte!". Porque todo cristiano nacido de nuevo experimenta el hecho de resucitar a una nueva vida, y puede exclamar también como los apóstoles aquel domingo inolvidable: ¡El Señor ha resucitado de verdad!
Oración:
Amado JESÚS, gracias por resucitar en mi corazón hace tantos años. Sé que al final de la historia, sobre las cenizas de un mundo destruido, me levantaré conjuntamente con los millares que hemos creído a través de los siglos y te hemos servido con gozo, fe, amor y esperanza, porque "has resucitado Señor verdaderamente", no pongo mi confianza para mi salvación eterna en nada y en nadie más sino en ti y solamente en ti. Amén.
Perla de hoy:
Alguien dijo que la resurrección es el amén del Padre, el domingo al "Consumado es" de JESÚS del día viernes.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 25 de marzo de 2016

Confianza total

Francisco Aular
Lectura devocional: Lucas 23:44-48
--¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! “ Lucas 23:46

Aquí tenemos la oración de confianza total que JESÚS tuvo en Su Padre Celestial. “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” es una oración que los niños hebreos repetían por las tardes y aparece en el Salmo 31:5, posiblemente, JESÚS la aprendió desde niño. ¡Nosotros también como un niño debemos depositar toda nuestra confianza en las manos de Dios! ¿Por qué JESÚS oró esta oración? A causa de la Persona a la cual la oración se dirige; igualmente a la seguridad de que el Padre la recibiría y haría lo que JESÚS, le pidió; JESÚS nos enseñó a vivir y a morir, sabiendo que el Dueño de esta parte de la vida, también es Dueño de la otra vida.
La Persona a la cual nos dirigimos en oración es el Padre, por medio de JESÚS y en el poder del Espíritu Santo quien nos auxilia en medio de las tribulaciones. Se dirige al Padre porque de Él había venido y volvía a Él como lo había enseñado en Su oración sacerdotal: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.  Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” (Juan 17:4,5) ¡Ese Hijo “había obedecido hasta la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2) Así el Hijo volvía confiadamente a la casa de Su Padre.
Podemos tener la seguridad que una oración como esta es orar según la voluntad de Dios y por lo tanto, somos oídos por Él: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14) Sí, no hay sitio mejor donde encomendarse uno que en las manos de Dios. Allí es el lugar de protección, de seguridad y esperar en la omnipotencia de Dios, lo que Él en Su gracia nos dé es lo mejor que nos puede ocurrir. ¿Cómo podemos tener miedo a la muerte, sabiendo que durante toda la vida estuvimos en Sus manos? Podemos repetir nosotros las palabras del Salmo 23. El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.  El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.  Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.”
Del mismo modo, ¡JESÚS, el Buen Pastor estará con nosotros en nuestra hora final, nuestro salto de esta vida a la otra, no será un salto al vacío porque Él nos espera con sus brazos abiertos para pastorearnos para siempre! Conjuntamente con el madrileño Félix Lope de Vega (1562-1635) podemos decir:

Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?

¡El Pastor divino está esperando por nosotros! Porque nadie entrará al cielo contra su voluntad. ¡Allí estaremos los que queremos estar! Una vez allí al depositarnos para la salvación eterna en los méritos de Cristo, tendremos en todas las circunstancias de la vida presente la confianza en que Dios está con nosotros, y al final como nuestro Señor una confianza total en el Padre.
En su libro “Milagros en la vida de un pastor” El reverendo Germán Núñez Bríñez, relata los últimos momentos de vida de la hermana Siomara Guerrero de Núñez, su esposa, lo narra así: “Dos días antes de entregar el espíritu al Eterno, la visitó el reverendo José Feliz Liscano(…) “¿cómo está doña Siomara?-Ella no tenía fuerzas para contestar, pero haciendo un esfuerzo inaudito, acumulando el resto de energías que le que le quedaban exclamó: -“¡Muy feliz!”-. ¡Qué les parece! Devorada por un cáncer y en el umbral de la eternidad, y sin embargo muy feliz. Esa felicidad no la da la filosofía, ni la ciencia física, ni la religión. Sólo el Salvador Jesucristo” En otras palabras, nuestra amada hermana Siomara, al igual que millones de cristianos de todos los siglos y hasta cuando nos reunamos con Él, repetimos sus mismas palabras: “--¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! ¡De todas las visiones que ponen de manifiesto el amor de Dios, el Cristo crucificado es uníca porque expresa en sí misma que podemos depositar en Él, una confianza total!
Oh Judío crucificado
“¡El mensaje de la cruz es una ridiculez
para los que van rumbo a la destrucción!
Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación,
sabemos que es el poder mismo de Dios.”
 (1 Corintios 1:18)
¡Oh Judío crucificado
Carpintero, desconocido!
Cuántas burlas soportaste
en tu corazón herido.
Tú que dejaste la gloria
por este mundo perdido.
Allá donde mora el Padre
donde nos ha bendecido,
antes de que el mundo fuese
con ese Plan decidido:
levantar un pueblo santo
sin manchas y con prestigio.
En amor, predestinados...
y somos Sus elegidos.
Al adoptarnos hijos suyos
por mediación de Su Hijo.
No para ser jactanciosos
ni sentirnos presumidos.
Porque en Su misericordia
No caben los favoritos.
Te dimos el corazón,
Pecadores arrepentidos.
En Cristo hemos sido salvos
conforme al santo designio:
“Unir a todas las cosas”,
bajo el poder de Sí mismo.
Hacer que este cuerpo humano
sea de gloria revestido.
Alabando al Padre eterno
Por los años infinitos.
¡Oh Judío crucificado
Carpintero, desconocido!
¡Por Ti me encuentro en la gloria
de este cielo, bendecido!
Puedo verte cara a cara
Y ese costado herido...
¡Alto precio has pagado
para verme redimido!
Como lo hiciste aquel día
del cual yo nunca me olvido,
en la cima del Calvario,
en soledad consumido.
Entre el cielo y la tierra
en el aire, suspendido.
Diste cuanto te quedaba
antes de exhalar, rendido:
El perdón a los verdugos,
al ladrón el paraíso,
y contemplando a María
se la entregaste al discípulo.
Por eso amado Señor
aquí me quedo contigo.
De rodillas te contemplo
Por los siglos y los siglos.
¡Bendito seas Señor
Por todo seas bendito!
Tu viniste a los tuyos.
Y no fuiste recibido...
¡Oh Judío crucificado
Carpintero, desconocido!
© Francisco F. Aular, VA012202
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias por enviar a tu Hijo amado! Sé que desde principio a fin de Su preciosa vida en esta tierra, anduvo conforme a tu voluntad. Él tuvo todo el tiempo confianza total en tu plan de salvación para el pecador, desde el pesebre hasta la cruz. Ayúdame Señor a vivir para tu honra y gloria como muestra de mi gratitud a mi Señor y Salvador. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No existe una confianza más segura que descansar totalmente, en las manos del Padre eterno.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 24 de marzo de 2016

Cumplimiento total

Francisco Aular
Lectura devocional: Juan 19:17-30
Juan 19.30 “--Todo se ha cumplido”.
Sexta Palabra
Francisco Aular
“--Todo se ha cumplido”. Juan 19:30
“Consumado es.” “Todo se ha cumplido”,
en la Obra Redentora  que el Plan previó,
por el Cristo Divino, el Hijo de Dios,
recobrando el Paraíso por Adán perdido.
“Todo se ha cumplido” la Voz nos decía.
Entre el cielo y la tierra en penosa cruz,
para rescatarnos nuestro buen JESÚS,
y cumplir con ello, toda profecía.
“Todo se ha cumplido”, la obra bendita
exclama con fuerzas el Verbo Divino,
se activa mi fe, mi pecho se agita…
¡Que viva la Vida que viva el Camino!
Todo pecador en el mundo grita:
¡”Consumado es.” “Todo se ha cumplido”!
¿Qué siente usted cuando termina una tarea importante que le han asignado? ¿Qué puede sentir un maratonista cuando cruza la línea y es el primero en llegar a la meta? ¿Qué puede sentir un general cuando ve que toda la estrategia para ganar la guerra, le ha dado el triunfo? Los pasajes paralelos de los evangelistas: Mateo, Marcos y Lucas, nos dicen que el Señor “exclamó a gran voz”… ¡Es decir pronunció un grito de triunfo! Ciertamente está palabra nos pone cara a cara con el triunfo de JESÚS al cumplir con la tarea que se la había asignado antes de que el mundo fuese. Todo lo dicho por más de trescientas profecías del Antiguo Testamento, se cumplieron en JESÚS. El plan que surgió de la mente de Dios para entronizar al Señor JESUS, como Señor y Salvador de la humanidad perdida, se había cumplido. En realidad Dios ama al ser humano perdido, pero el pecado hace una separación terrible entre ellos. ¿Cómo se puede solucionar? Dios lo solucionó en JESÚS, Dios envió a Su Hijo al mundo por eso la Biblia dice:
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.” (Isaías 53:6 LBLA) ¡Dios ha puesto todos nuestros pecados y la culpa de ellos sobre JESÚS! ¡Este es el Evangelio, todos mis pecados, los cuales Dios aborrece; han sido colocados en Su Hijo amado. Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo, estando en la cruz: “Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.” (1 Pedro 2:24 DHH)
El Señor dijo: “Consumado es”, o “todo está cumplido”. En el griego la palabra para consumado es “Tetélestai”, esta era una palabra comercial que significa: “Está pago; la deuda está cancelada” Recordemos que la Biblia dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23) JESÚS, dijo que nuestra deuda ha sido pagada con Su muerte, y ahora nos compró un lugar en el cielo, el cual nos los regala: Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8,9 NTV)
“Tetélestai” Fue el grito que el Señor dijo en la cruz y también ese fue y será el mensaje del Evangelio de la Gracia de Dios. ¡Todo está terminado! Se ha terminado de pagar la deuda contraída contra Dios por el pecado de la humanidad, como lo dijo Juan el Bautista:He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) Ha sido cancelado el precio de la salvación y desde ahora, es un regalo a favor del ser humano por los méritos de Cristo. En efecto, con su pasión y muerte de JESÚS en la cruz, el Señor nos aseguró un lugar en el cielo para nosotros. ¡Se han cumplido totalmente todos los tipos y profecías del Antiguo Pacto que apuntaban al futuro sufrimiento y muerte del Mesías, el Siervo Sufriente del Señor! La era de la gracia ha entrado al mundo como lo dice la profecía del salmista, en ningún otro lugar como en el Calvario, vemos su cumplimiento:La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.” (Salmo 85:10 RV60) ¡Este cuadro me conmueve! ¡Nada me habla tan fuerte del amor de Dios como el Calvario! Sí, ¡Cristo murió, fue sepultado pero al tercer día resucitó!  Eso significó que el Padre aceptó la transición y por ello, hoy adoramos a un Cristo vivo con corazones llenos de amor, gratitud y servicio por quien nos amó primero. Al contemplar a JESÚS en la cruz, estamos viendo el cumplimiento en Él de todo el plan de nuestra salvación. También, podemos hacer nuestro, su grito de victoria y decir también: “¡Todo se ha cumplido!” Aleluya. Alabanzas para siempre a nuestro Señor y Rey.  ¡Gracias Señor por esta Palabra de cumplimiento total!
Oración:
Padre justo:
¡Gracias, gracias sin fin, Señor, por la vida nueva que me has dado por medio de tu Hijo! ¡Soy salvo por su muerte,  y libre por su resurrección! Ante una salvación tan grande, dame fuerzas y valor, lléname de sabiduría y virtud para cuidarla como la joya preciosa que pusiste en mí, hasta el fin de mi vida aquí y el principio de mi eternidad futura, frente a frente y cara a cara contigo. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Un hecho me destroza el corazón: ¡Cristo murió por mí! ¿Qué hecho yo por Él?
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?