jueves, 29 de enero de 2015

El despertar de la gracia

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Efesios 2:1-10
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Efesios 2:8,9 (NTV)

Gracia es quizás la palabra más hermosa que tenga la Palabra de Dios. Podemos definir la gracia como “la provisión amorosa y misericordiosa de Dios para la necesidad del hombre perdido. El hombre, en su estado natural es egoísta, egocéntrico y orgulloso; se halla esclavizado por Satanás, y espiritualmente muerto en delitos y pecados. Debido a su naturaleza pecaminosa, el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo” (Fe y Mensaje Bautistas). En efecto: la Biblia nos dice que el ser humano sin Cristo está “muerto en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1,2). Yo que trabajé en una sala de autopsias de un hospital por más de cinco años y vi tantos cadáveres, nunca escuché un “ay” de ninguno de ellos. ¿Ha visto usted a algún muerto hacer algo por él mismo? No. Nunca lo verá. Esta es una gran verdad porque algunos que están muertos según Dios, no tienen la vida verdadera y eterna, “Zoé”, están vivos con la vida humana, “bíos”, nada más. En realidad están muertos como bien lo dijera el poeta Antonio Muñoz Feijoo:
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fría,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
Pues bien, un muerto lo que necesita es vida, y JESÚS es la Vida: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6, RV60). Igualmente, JESÚS afirmó:  “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24, NTV).  Por eso, pudo dar esperanza a los familiares y amigos de su discípulo Lázaro al traerlo de nuevo a la vida “bíos”. Sin duda, Lázaro volvería a morir, así que se refería a la Vida Espiritual, la vida que vino del cielo: ¡JESÚS mismo!:Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25, RV60).
¿Saben? Hubo un tiempo en que yo también estuve muerto. Mis amigos me hablaban de JESÚS como la Vida, pero yo continuaba muerto; me invitaban a sus reuniones, cantaban leían la Biblia y hasta me predicaban, y yo, allí insensible, yerto en un mármol frío. Como muerto yo pensaba con la mente de un muerto en relación con Dios, y el bendito sonido del Evangelio sólo me olía a religión, y decía: “Yo tengo una religión, yo hago buenas obras, yo soy bueno y no le hago mal a nadie”, pero seguía muerto. ¡Hasta que un bendito día, el chispazo de la gracia divina abrió mis ojos!, y me vi a mí mismo camino a la perdición eterna y lejos de Dios; se abrieron mis oídos y pude escuchar las palabras más hermosas que jamás había oído:Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
En efecto, como un dedo venido desde el cielo tocó mi corazón, mi mente; se cayeron las vendas de mis ojos, y lo miré a JESÚS con los ojos de mi espíritu, y ese toque de la gracia, de Su bendita gracia, me despertó de la muerte y me dio Vida. Ahora puedo decir como el Apóstol: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20, RV60).
Ahora bien, esto no quiere decir, que no sufra, no tenga problemas como los que andan todavía “muertos en sus delitos y pecados”, todavía no soy perfecto, pero en medio de las circunstancias de la vida, me aferro a mi nueva Vida, y soy más que vencedor. El Apóstol Pablo, antes de dar su vida por la fe, también sufrió, oró a Dios y esta fue la respuesta:Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:19, RV60). Así es el despertar de la gracia y su acción en nosotros al dejarla actuar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Gracias Señor porque un día viste que yo no tenía en mi mismo ningún mérito para llegarme a ti; pero por tu gracia me diste el nuevo nacimiento y la nueva vida por medio tu amado Hijo, lleno de meritos, “lleno de gracia y verdad”. Ayúdame a decir a los demás que hay Vida de en JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La fe es el chispazo de Dios que activa en nosotros la salvación por gracia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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miércoles, 28 de enero de 2015

“¡Nos vemos en el cielo!”

Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 5:1-10
De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas. 2 Corintios 5:1(NVI)

"¡Pastor, Nancy se nos va!" –Exclamó la voz sollozante de la hermana de la moribunda. "¡Margarita: ya voy para allá!"…Salté de la cama, en pocos minutos estaba en mi carro, eché una mirada al reloj de la consola, eran las cuatro y treinta y cinco de la madrugada. La avenida las Delicias de Maracay, que en aquellos días parecía un jardín, me llevó rápidamente al hogar en donde tantas veces había ido los últimos meses de vida de Nancy. El cáncer pulmonar, en una mujer de tan sólo 28 años, había hecho su trabajo en su cuerpo  para llevársela de este mundo; pero JESÚS había hecho Su trabajo en su alma y en su espíritu para llevársela al cielo. Allí en la sala estaban sus dos hijos, su mamá y su hermana, quien me había llamado. Todavía estaban fresca en mi mente la primera vez que yo había estado allí para anunciarle el evangelio.
Entonces, Nancy estaba destrozada por la aflicción. Su boca habló lo que había en su corazón, muchas preguntas para Dios, y se esperaba que yo se las explicara. Solamente la escuché, y tampoco defendí a Dios. No le hice preguntas, mucho menos reproches. No le di vanas esperanzas de que Dios la sanaría. Le pedí permiso para leer la Biblia y oré, y me fui. La seguí visitando en aquellos meses, y fui con ella algunas veces al hospital para su tratamiento. A medida que fuimos estudiando la Palabra de Dios juntos, como uno de esos tulipanes que nacen en nuestro jardín al llegar la primavera, surgió la fe en Nancy, ella depositó toda su confianza en JESÚS para su salvación, y nació de nuevo. Todo en ella cambió para bien. Nancy convirtió su lecho en un santuario para la adoración a Dios, la oración y el estudio de la Biblia. Muchos de los que fueron a verla en vez de fortalecerla, salieron consolados.
Nancy y yo habíamos hablado muchas veces de este momento, el instante de su partida. Y la ocasión había llegado. Entré al cuarto, ella me miró y me hizo seña para que me sentara a su lado en la cama, toda la familia se acercó también, le entoné su canto favorito: "Puedes confiar en el Señor", y ya no tuvo fuerzas para hacerme el dúo en la parte del canto que más le gustaba: "Si el sol, llegara a oscurecer y no brilla más, yo igual confío en el Señor que Él me va a cuidar"…La tomé en mis brazos, y con esa confianza de los que "duermen en el Señor", me dijo: "¡Nos vemos en el cielo!", y exhaló su último aliento.
En realidad, todo es muy distingo cuando nos enfrentamos a la muerte creyéndole a JESÚS: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25, RV60).
Oración:
Amado Padre Celestial, que en el último instante de mi vida, yo pueda decir como JESÚS: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu" y pueda dormirme en tus brazos de amor, que en la mañana de mi resurrección mi cuerpo se vista de inmortalidad para vivir para siempre contigo. ¡Ese es el cielo, estar a Tu lado y no separarnos jamás! En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La muerte de un cristiano nacido de nuevo es simplemente un cambio de residencia desde lo temporal a lo eterno.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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martes, 27 de enero de 2015

Instrumentos de paz

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Jeremías 29: 4-14
Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Jeremías 29:7 (RV60)

El gran biógrafo francés, André Maurois (1885-1967) dijo: “El universo es indiferente. ¿Quién lo creó? ¿Por qué estamos aquí sobre esta diminuta pila de barro girando en el espacio infinito? ¡No tengo la más leve idea y estoy muy convencido de que nadie la tiene!”…
Afortunadamente, los cristianos nacidos de nuevo le creemos a la Palabra de Dios, la Biblia, y como lo escribió un poeta, hace muchos años: “Santa Biblia para mí eres un tesoro aquí; tú contienes con verdad la divina voluntad; tú me dices lo que soy, de quien vine y a quien voy”. Los verdaderos hombres y mujeres de Dios saben su razón de ser y hacer en este mundo. En efecto, nosotros tenemos un propósito divino que deriva en una tarea divina para llevarla a cabo mientras estemos aquí, para usar las palabras de Maurois, en “esta diminuta pila de barro girando en el espacio infinito”. ¿Cuál es nuestro propósito supremo en esta vida? Llegar a conocer a Dios a través de nuestra fe en JESÚS y adorarlos con todo lo que somos y tenemos. ¿Cuál es nuestra tarea divina? La misma que trajo a JESÚS a la tierra:Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos” (Lucas 19:10; NTV).
¡Necesitamos ser instrumentos de paz para poder realizar la labor evangelizadora, pacífica y tranquila, en mundo cambiante e indigente de la Palabra de Dios! Esta es la razón por la cual, necesitamos interceder en oración por los seres humanos y los que nos gobiernan a nivel mundial: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad” (1 Timoteo 2:1,2; NTV).
Los profetas fueron instrumentos de Dios para llevar al pueblo la Palabra de Dios. Tal es el caso de Jeremías (627 a.C.-586 a.C.), a quien se conoce como el profeta llorón. En realidad, le haríamos mayor justicia si lo llamáramos el profeta valiente. Jeremías es uno de los grandes hombres de Israel de todos los tiempos, su historia se registra durante el período más oscuro y vergonzoso de la historia, tanto de Judá como de Israel. Abundaba la idolatría, la inmoralidad,  degradación de la adoración al Dios verdadero y de la fe como mucho antes se les había enseñado y practicado en el pueblo del Señor. Lo cierto es que le correspondió a este hombre de Dios ser el predicador no tanto de las buenas noticias, sino de las malas noticias. Durante cuarenta años su mensaje llamó al arrepentimiento al pueblo judío. No fue oído. En consecuencia, Judá fue deportado a Babilonia y estuvo allí, durante setenta años profetizados, pero al final, la gracia de Dios predominó y correspondió a Jeremías dar las buenas noticias de perdón y restauración:Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11; NTV).
Un asunto es importante, cuando estemos orando por la paz del mundo, debemos hacernos parte de las soluciones y no de los problemas en este mundo tan complicado en donde vivimos. Si procuramos la paz del lugar, la nación y el mundo en donde estamos, tendremos paz también: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:7; RV60).
 En otras palabras, debemos ser instrumentos de paz por dondequiera que vayamos. Al respecto, permítanme relatarles algo muy personal, cuando llegué a trabajar en el Estudio fotográfico Luz y Sombra, siendo un jovencito de tan sólo 13 años, mi jefe me confió la limpieza de su biblioteca, y eso fue provisión de Dios porque también me dio permiso para que en mi tiempo del descanso al mediodía, bebiera y comiera de aquellos libros. Así lo hice. ¡Desde allí los libros han sido mis compañeros en el camino! Allí nació mi amor por ellos. Bueno todavía recuerdo la Oración por la Paz; el jefe y dueño de nuestra empresa, tenía en un estante, bien enmarcada, la oración. En aquellos años, se pensaba que Francisco de Asís la había escrito, hoy se sabe que posiblemente, no. Especialmente la organización Alcohólicos Anónimos ha popularizado esta oración. De todas maneras sea quien sea el autor de esta oración es pertinente, bíblica y bella. Allí está:
Oración por la paz
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Oración:
Padre, quiero ser un instrumento tuyo para bendición de los seres humanos de mi generación. Ayúdame a ser un instrumento de tu paz por donde vaya. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Mostrar la paz de Dios en nuestro entorno, en el andar diario de nuestro breve paso por la vida, nos hace instrumentos de paz.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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viernes, 23 de enero de 2015

Algunas condiciones para la oración eficaz

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:145-152
Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR! Obedeceré tus decretos. Salmo 119:145 (NTV)
No existe nada que esté fuera del alcance del Dios al cual adoramos. No hay ningún secreto para la omnisciencia “todo lo sabe” y la omnipotencia “todo lo puede” del SEÑOR. Así que cuando oramos, aceptamos la invitación de Dios a que lo finito tenga comunión con lo infinito, lo temporal con lo eterno, lo fuerte con nuestra debilidad, la grandeza con nuestra pequeñez. Por eso decía uno de los grandes de la vida devocional E. M. Blounds: “La oración es el contacto del alma viviente con Dios. En la oración, Dios se inclina para tocar suavemente al hombre, para bendecirlo y para incluir todo lo que Él pueda planear o el hombre pueda necesitar”. Otro grande de la predicación  Spurgeon, agrega: “La oración es el delgado nervio que mueve los músculos de la omnipotencia”.
Ciertamente, uno de los temas doctrinales  más relevantes en toda la Biblia es la oración. Los hombres y mujeres que Dios usa en su Palabra son hombres y mujeres de oración. Es asombroso, ¡no hacían nada sin oración! Por tanto, orar no es solamente un deber piadoso de los místicos que se alejan del “ruido mundanal”, sino que la oración es el vehículo que conduce nuestras plegarias delante de Dios, en medio de las demandas y pruebas de la vida, y, una bomba espiritual muy poderosa contra los enemigos del SEÑOR y de nosotros. Pablo dijo: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas desde el cielo” (Efesios 6:12 NTV); por eso mismo, el gran Apóstol recomienda que nosotros le demos prioridad a la oración: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos” (1 Timoteo 2:1 NTV).
¿Por qué debe ser prioritaria la oración en la obra del Señor? Porque solamente, en la medida en que oramos nuestras actividades diarias tienen valor para la eternidad, y lanzamos muy lejos el orgullo espiritual de ser los protagonistas y no el SEÑOR obrando en nosotros, por nosotros, y algunas veces, a pesar de nosotros. Del mismo modo, por medio de la oración, humildemente, damos ocasión a en todo tiempo el Padre nos utilice en su Obra y como Él quiere dentro de su Plan Eterno. ¡Gracias SEÑOR  por dejarnos la certeza de tu comunión con nosotros a través de la oración!
Así llegamos a esta sección del Salmo 119 en donde el clamor de la oración del salmista abarca toda la estrofa y nos indica las condiciones de la oración eficaz. Como hemos visto, el salmista exalta la gran ayuda de la Palabra de Dios en todo el comportamiento del ser humano, en su breve paso por esta vida, la Biblia y la oración van juntas como textos fundamentales de la escuela de la obediencia a Dios, así que, en cualquier circunstancia la oración debe prevalecer, sobre todo cuando estamos afligidos porque es cuando más profundamente debemos buscar a Dios: “Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, SEÑOR!  Obedeceré tus decretos” (v.145); la oración es eficaz cuando oramos por nuestra salvación, y con ello demostramos el anhelo de obedecer a Dios y a su Palabra:”A ti clamo; rescátame para que pueda obedecer tus leyes” (v.146); la oración es eficaz cuando esta saturada de las promesas del SEÑOR que están en su Palabra: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras. Me quedo despierto durante toda la noche, pensando en tu promesa” (vv.147,148); la oración es eficaz cuando tenemos la seguridad del amor de Dios y con entusiasmo practicamos su Palabra: “Oh SEÑOR, en tu fiel amor oye mi clamor, que el seguir tus ordenanzas me reanime” (v.149); la oración eficaz porque nos prepara para estar firmes a la hora de la persecución por causa de la Palabra de Dios:Los que no respetan la ley vienen a atacarme; viven alejados de tus enseñanzas” (v.150). Otra condición de la oración eficaz es tener la certeza de que Dios es quien dice ser según su Palabra, y Dios puede hacer lo que dice que puede hacer, también, según su Palabra: “Pero tú estás cerca, oh SEÑOR, y todos tus mandatos son ciertos. Desde los primeros días sé que tus leyes durarán para siempre” (vv.151, 152).
En estos días de tantas aflicciones para nosotros los seres humanos, necesitamos como nunca antes, buscar la comunión con Dios porque solamente buscarlo a través de la oración nos conduce a la victoria. Estos son tiempo de clamar por nosotros mismos y de pedir que otros oren por nosotros como lo hizo Pablo: “Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo” (Colosenses 4:2-4; NTV) ¡En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, solamente hay esperanza en la Palabra de Dios y en nuestras oraciones! Por eso el Señor nos ha dejado en su Palabra las condiciones para la oración eficaz.
Oración:
SEÑOR, en esta hora te clamo en busca de tu ayuda y pongo mi esperanza en tu Palabra. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En medio de estos días difíciles en los cuales andamos, solamente existe esperanza en la Palabra de Dios y en nuestras en oraciones.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 22 de enero de 2015

Oración: disciplina del espíritu

Francisco Aular
Lectura devocional: 1 Tesalonicenses 5:12-24        
Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23 (NVI)

¿Por qué todos los seres humanos, tenemos que nacer de nuevo para ser hijos de Dios? (Juan 1:12; 3:3) ¿Por qué tenemos que experimentar esa nueva vida que viene de lo alto? ¿Por qué tiene que existir esa regeneración espiritual para todos los pecadores? Estas preguntas no son retóricas, sus repuestas están desde hace milenios en la Palabra de Dios, la Biblia. Sencillamente, desde la caída de Adán y Eva en desobediencia a Dios, todos los seres humanos, si bien tenemos un espíritu dentro de nosotros, estamos muertos en nuestra relación con Dios “y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos  pecados” (Efesios 2:1,2 RV60), desde luego  como seres humanos, poseemos la facultades del espíritu que son la intuición, la conciencia y la adoración para poder comunicarnos con el mundo espiritual. Cuando no hemos experimentado el nuevo nacimiento, ese espíritu humano prácticamente está muerto para relacionarse con Dios y con la Palabra de Dios, como debe ser. Así JESÚS lo afirmó: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24 RV60). Fíjense que Pablo en nuestro versículo de hoy, enumera primero al espíritu, después el alma, y luego, el cuerpo. Porque en el ideal de Dios para el ser humano, debe ser nuestro espíritu -controlado y dirigido por el Espíritu de Dios- quien nos guía en este mundo y en el venidero. Por eso JESÚS, le dijo a un hombre muy religioso llamado Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:3,6 RV60).
Pues bien, la parte más completa del ser humano es su espíritu “los que en espíritu servimos a Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús” (Filipenses 3:3) Así vemos que es el espíritu, el lugar en donde el Espíritu Santo hace su residencia en forma personal después que hemos aceptado el regalo de la vida eterna que es JESÚS. Es el lugar del trono de Dios que ha desplazado al ego de nuestra vieja naturaleza como seres humanos, y desde aquí mediante la docilidad nuestra al poder del Espíritu Santo, es la parte de la comunión y la adoración a nuestro Dios que está siempre dispuesta para escuchar y obedecer Su voz “Orad y velad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto pero la carne es débil” (Mateo 26: 41, RV60). De esta manera con nuestro espíritu dócil a la dirección de Dios, podemos adorarlo como lo pidió Señor “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24)
La principal manifestación espiritual de un verdadero nacido de nuevo, es adorar a Dios. Esto lo hacemos primordialmente por la oración. Orar es hablar con Dios. Sin conversación no puede haber comunión. La oración es comunicarnos con Dios por medio de nuestro espíritu. La oración es la parte esencial de la vida del espíritu. La oración sin cesar es la respiración de nuestro espíritu. “Desde que conocí a JESÚS, no puedo vivir sin orar.” Me confesaba el siempre recordado hermano, Jesús Bolívar. Me consta que pasaba horas en oración de intercesión delante de Dios por nuestra nación, por los pueblos y por las ciudades en que andubimos. A esto se sumaba la oración por los obreros de Dios y las iglesias. Aquel hombre de Dios, respiraba por su espíritu, la oración por otros. ¡Imposible decir, cuánto lo extraño a mi lado! La oración debiera ser el ejercicio del espíritu permanentemente en una forma natural en cada cristiano, nacido de nuevo. Esto es así, porque mediante la oración activamos todo el poder de Dios, y sus grandes tesoros de promesas para Sus hijos, como decía uno de los grandes hombres del siglo pasado, Leonard Ravenhill: “Los dos requisitos para una vida cristiana victoriosa son visión y pasión; ambos son nacidos y sustentados por la oración.” En realidad el la oración en espíritu (nótese que hablo del espíritu humano) es orar como la madre de Samuel: “Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía.” (1 Samuel 1:13, RV60). Es verdad “que Dios no es nervioso”, como me decía un amado hermano que le gustaba orar a voz en cuello; pero tampoco es sordo para que le gritemos…En realidad Ana, exclamaba con gemidos del alma y el espíritu. ¡Dios oyó y respondió la oración que le hizo y para el gozo de ella y el nuestro: Nació ese gran hombre de Dios, llamado Samuel.
En realidad, nos hay sustituto para la oración, por lo tanto, debemos ejercitarnos en la búsqueda devocional de la comunión con nuestro Dios, y mantenernos en adoración a Dios aquí en la tierra, por medio de la oración. El en el cielo, no oramos porque allí estaremos siempre cara a cara con nuestro Dios. Ahora que estamos en el cuerppo la oración es simplemente un vehículo para transportarnos a Su presencia. O la ejercitamos o nos debilitamos. Indiscutiblemente podemos afirmar: la oración es la disciplina de nuestro espíritu.
Oración:
Padre eterno: ¡Te alabo nuevamente en esta hora en mi tiempo de comunión y adoración contigo! Ayúdame a disciplinarme y a ejercitarme en la oración, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En nuestro tiempo de orar en espíritu, nada es demasiado grande, ni tan insignificante para llevarlo ante Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


miércoles, 21 de enero de 2015

¿Es importante orar?

Francisco Aular
Lectura devocional:Salmo 65
Porque tú respondes a nuestras oraciones. Todos nosotros tenemos que acudir a ti. Salmo 65:2 (NTV)

En definición de Víctor Hugo, “orar es poner el infinito terrenal con el infinito celestial.” Por su parte, el teólogo puertorriqueño Domingo Marrero Navarro, decía que, “el hombre es un ser finito con aspiraciones infinitas.” Si esto es así, como dice el salmista, y porque tenemos un Dios misericordioso que se ha revelado y quiere que tener compañerismo con nosotros, tenemos que acudir a Él. No podemos ir muy lejos en nuestras “aspiraciones infinitas” sin buscar el Infinito celestial. “Todos nosotros tenemos que acudir a ti”. La oración es importante para todo aquel que tiene fe y le cree a Dios. Pero debemos orar sin intentar coaccionar a Dios, tampoco con pretensiones de manejarlo para que complazca nuestros deseos, como ocurre en la leyenda árabe de la “Lámpara de Aladino”. Debemos ir a Dios sin imponerle nuestra voluntad, sin ordenar, o como se utiliza en algunas congregaciones hoy, “declarando” lo que Él ha de hacer al presentarle nuestras peticiones, porque como lo enseñó JESÚS: “…vuestro Padre sabe de que cosa tenéis necesidad, antes de que vosotros la pidáis” (Mateo 6:8b RV60).
¿Es importante orar? Sí, el Señor JESÚS modeló para nosotros una vida de oración y comunión con el Padre, y como dice la Biblia: Mientras estuvo aquí en la tierra, Jesús ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía rescatarlo de la muerte. Y Dios oyó sus oraciones por la gran reverencia que Jesús le tenía. Aunque era Hijo de Dios, Jesús aprendió obediencia por las cosas que sufrió. De ese modo, Dios lo hizo apto para ser el Sumo Sacerdote perfecto, y Jesús llegó a ser la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:7-9 NTV). Posiblemente, uno de esos momentos del clamor de JESÚS ocurrió la noche en que entregado por Judas en el Getsemaní, cuando oró con gran agonía delante de Dios: “Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía” (Lucas 22:42 NYV). Una oración hecha con la humildad del penitente humano, espera que se haga la voluntad de Dios y no la nuestra. 
¿Es importante orar? Sí, y es tan relevante que los mismos discípulos le pidieron al Señor que los enseñara a orar, y desde allí, la oración no se ha detenido, ni se detendrá en toda la historia de la fe cristiana, sino hasta que lleguemos al cielo. Por ello, los discípulos de JESÚS oraron por diversos motivos: Esperando la entrada triunfal del Espíritu Santo como el Señor había prometido: “Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María, la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús” (Hechos 1:4 NTV); oraban con perseverancia y unidad: “Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración” (Hechos 2:42 NTV); oraban por los enfermos y cualquier otra circunstancia: “¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas” (Santiago 5:13); oraban por fortaleza espiritual para enfrentar los peligros al anunciar el mensaje de salvación: “Pero, mientras Pedro estaba en la cárcel, la iglesia oraba fervientemente por él” (Hechos 12:5); oraban por sus perseguidores a fin de que fueran salvos: “Mientras lo apedreaban, Esteban oró: “Señor Jesús, recibe mi espíritu.” Cayó de rodillas gritando: “¡Señor, no los culpes por este pecado!” Dicho eso, murió” (Hechos 7:59,60 NTV); de tal modo oraban por sus perseguidores que ellos se convertían: “-¡Pero Señor! -Exclamó Ananías-, ¡he oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén! Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: -Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel; y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre” (Hechos 9:13-16). ¡Pablo, el hombre más grande del campo misionero después de JESUS, fue fruto de la oración del primer mártir del cristianismo: Esteban!
¿Es importante orar? Como dijo, E.M. Bounds, “ni erudición, ni pureza de expresión, ni profundidad mental, ni las flores de la elocuencia, ni la simpatía personal, pueden sustituir la falta de fuego del Espíritu. La oración asciende mediante este fuego. Su llama le da alas, energía y aceptación. No hay incienso sin fuego, ni oración sin llama”. Sí, la oración es importante.
Oración:
Amado Padre celestial, que la oración sea el centro de mi renovación espiritual, cualquier otra cosa que haga aquí puede afectar a mi generación pero cuando oro a ti, estoy poniendo alas a mis oraciones para elevarme a la eternidad contigo. Ayúdame por encima de todo a vivir y a morir para ti continuamente. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La oración es importante porque nos cambia primeramente a nosotros, y desde allí, a la familia, la sociedad y a la nación.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




lunes, 19 de enero de 2015

Un llamado urgente a la oración

Francisco Aular
Lectura devocional: 2 Crónicas 7:11-22
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 (RV60)

“La oración es la actividad más alta del alma humana, por eso es a la vez la prueba suprema de la verdadera condición espiritual de un hombre… Todo lo que hacemos en la vida cristiana es más fácil que orar”. Dr. Martin Lloyd Jones.Admito de entrada, sinceramente, que estoy lejos de considerarme un hombre de oración, aún así, creo que Dios abre las puertas de los cielos sobre aquellos que oran. Orar no es solamente una bella doctrina, sino un servicio que se brinda a los demás, y una guerra que libramos en la esfera espiritual a favor de los otros seres humanos que viven en nuestra generación. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas si oramos, por eso, el “si” condicional que preside nuestro versículo que encabeza este escrito.
Por otra parte, nada de lo bueno y perdurable que se haya hecho sobre la tierra, vino sin oración. A través de la historia del cristianismo, vemos que los hombres y mujeres nacidos de nuevo, cambiaron sus generaciones por el impacto de sus oraciones elevadas ante del SEÑOR. El apóstol Pablo aconsejó sobre el priorizar la oración: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres…” (1 Timoteo 2:1). ¿Por qué Pablo nos da este consejo? Porque solamente en la medida en que oramos, nuestras actividades diarias hacen impacto para esta tierra y se extiende hasta la eternidad, y porque nuestros enemigos, el mundo, el demonio y la carne, todavía son impedimentos para que un cristiano nacido de nuevo, haga lo que Dios le pide, y sobre todo: orar.
Hoy vivimos un momento crítico en el mundo. Se nos informa que unos 200.000 cristianos morirán este año por su fe en JESÚS. ¡Oremos por ellos y por los misioneros que están llevándoles el Mensaje! ¡Nosotros mismos necesitamos que otros oren por nosotros, así que, oremos nosotros y por los demás!  Igualmente,  el asunto de las crisis de la economía y la política internacional, ¡no es un cuento!, es una realidad, y tarde temprano nos tocará y también a los nuestros. Hoy, las amenazas al mundo occidental por la barbarie del terrorismo religioso musurmán, son avisos que ellos cumplen, sin piedad. ¿Qué hicieron los primeros cristianos cuando enfrentaron una situación semejante? Oraron pidiendo confianza y valor, ellos oraron así: Ahora, Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno. Hechos 4:29 (NVI). Como dijo Andrew Murray, hace unos años:
“El Señor Jesús no ofreció su vida, ni derramó su sangre para
evitarnos el sacrificio de nuestras vidas ¡De ninguna manera, Su sacrificio fue para hacer el sacrificio de nuestras vidas posible y deseable!” ¡Que el Señor nos ayude para que en esta hora menguada de nuestro mundo! ¡Levantemos un poderoso movimiento de oración! ¡No tenemos tiempo que perder! ¡Esto es tan urgente que si usted no es persona de oración, inténtelo otra vez, eso sí, comience por humillarse delante de Dios! La oración es el vehículo del poder en todo lo que hagamos en la evangelización y el discipulado de un mundo, “sin Dios y sin esperanza”. Decía mi profesor el doctor Roy Lyon: “La oración es la llave de las riquezas espirituales de Dios. Por medio de ella podemos recibir del Padre la unción del poder y la dirección del Espíritu Santo.”
¡Esto es un llamado a la oración! ¿Cómo hacerlo efectivo? Para ello, pondremos en práctica la Operación 6.3.9. A las 6 de la mañana oraremos por pastores y líderes cristianos. A las 3 de la tarde, por el país en donde usted vive y los líderes gubernamentales, y a las 9 de noche, oramos por la familia.
Espero que se una a mí en todos estos momentos en donde esté, y que juntos, vayamos al Trono de la Gracia, en donde nuestro Padre Eterno, empezará a derramas sus bendiciones sobres sus hijos, como lo ha prometido. Sin embargo, al orar no esté pidiendo sus deseos materiales, sino por sus necesidades; considere usted también al orar el respeto que merece nuestro Padre celestial, no estoy ordenando a un sirviente para que me escuche, ni declarando mis caprichos a un vendedor que debe ser complaciente con lo que le pido. No; estoy delante del Todopoderoso Señor del universo; nosotros somos el pueblo que Él está forjando para morar al final de la historia juntamente con JESÚS, y por eso, debemos no ordenarle en oración, sino obedecerle: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14, RV60). Frente a la oración, Nunca como hoy, debemos responder a este llamado urgente. ¡Manos a la obra!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Tú no eres ser humano como nosotros para arrepentirte y mentirnos en tus promesas, de amar y perdonar a tus hijos hasta el final, cuando te veamos cara a cara, y ya la oración como vehículo para mantener mi comunión contigo, haya dejado de ser. Ayúdame, a buscar tu rostro, arrepentirme de mi mal camino y a esperar en ti. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Al orar es mejor presentarnos con un corazón humillado y sin palabras que palabras sin corazón.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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