miércoles, 26 de noviembre de 2014

Mi oración de acción de gracias

Francisco Aular
faular @hotmail.com      
Lectura devocional: Lucas 17:11-19
Jesús preguntó: “¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?” Lucas 17:17,18 (NTV)

Amado Padre Celestial:
Yo soy aquel leproso que tú salvaste y sanaste. Hoy regreso y me postro a tus pies para darte gracias. Hoy grito delante de todos: ¡Mírenme, estoy sano y salvo, gracias a mi amado JESÚS!
Aquí me tienes al frente de la mesa del hogar que tú me permitiste fundar. Las manos de la esposa que me diste la han preparado con amor para nosotros, como lo hacen todos los días. Los hijos y los nietos, como vástagos de olivos, están alrededor de la mesa. Nuestros hijos son la herencia que nos diste en nuestra juventud. Los nietos son como las flechas en manos del guerrero, disparados por sus padres hacia lo bueno, lo grande y lo puro. Es nuestra confianza, Señor, que nuestros hijos y nietos habitarán seguros y su descendencia estará firme delante de Ti. Como lo hicieron los Peregrinos del pasado, hoy nosotros también hemos emigrado a las costas de esta gran nación.
SEÑOR, hoy como familia inclinamos nuestros corazones y pensamientos delante de tu grandeza. Humildemente reconocemos y confesamos nuestros pecados delante de ti, y te damos gracias que por tu gran misericordia no hemos sido consumidos. Porque tu gran amor nunca se acaba y tu compasión jamás se agota; por el contrario, cada mañana se renuevan tus bondades. Puedo proclamar Señor a los cuatro vientos cardinales que, ¡muy grande es tu fidelidad! Por esto, aún en los momentos en que el mismo cielo parece de bronce, te busco y te digo: ¡Tú eres todo lo que tengo! ¡En ti esperaré!
Vengo a darte gracias por el hogar que me diste. ¡Cuánto te lo agradezco! Ningún don puede ser superior al de los lazos familiares pero no me olvido que mi nacimiento no fue un error, ni fruto de la casualidad. Porque tú has dicho: Yo soy Dios, tu Creador. Te cuidé aún antes de que nacieras. (Isaías 44:2) Por ello puedo afirmar: “me conoces por dentro y por fuera. Conoces cada hueso de mi cuerpo; sabes como fui hecho, parte por parte, cómo fui esculpido…Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra;¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido cuanto tiempo viviría!¡Lo habías anotado en tu libro!” (Salmo 139:15,16, TLA)
Mi Señor y mi Dios, en estos días amargos e inseguros, de peligros y amenazas de todo género, y de los problemas financieros que nos agobian, confío en tí. En estos días en que las voces aún de los pacificadores se quiebran y callan; en estos días tan difíciles para el ser humano, Señor, tú eres la única esperanza. En estos días en que vivimos aterrados, Señor, tú eres nuestro consuelo y nos das fortaleza para levantarnos. En estos días en que el pesimismo nos proclama que iremos de mal en peor, Señor, yo me levanto de las cenizas de los éxitos de otras épocas y proclamo que vienen tiempos mejores y que lo mejor está por venir. Respiro profundo y digo lleno de entusiasmo: Todo lo puedo en ti que me fortaleces. ¡No tenemos tiempo que perder, existe una tierra prometida y nos lanzaremos en tu gracia a poseerla y la conquistaremos para tu honra y gloria!
Señor es con todo esto en mente, que canto esta antigua canción:
 Aunque la higuera no dé renuevos,
ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
ni ganado alguno en los establos;
aun así, yo me regocijaré en el Señor,
¡me alegraré en Dios, mi libertador!
El Señor omnipotente es mi fuerza;
da a mis pies la ligereza de una gacela
y me hace caminar por las alturas.”
(Habacuc 3-17-19, NVI)
Señor, mi Dios, muestra tu amor en medio de los pueblos y de los tiempos, porque tú de tal manera nos amaste que has dado a tu Hijo Jesucristo para que todo aquel que en Él deposite toda su fe y confianza pueda ser salvo. Permite que el bello sonido de esta promesa llegue a los oídos de la humanidad, para que todos tengan la oportunidad de abrir sus corazones, mente y verte con el alma y el espíritu.
Tú, oh Señor eres mi Pastor y nada me falta. Me conduces hacia los verdes prados y allí descanso, sin ningún temor. Me conduces a las aguas tranquilas y en su remanso encuentro la paz; me infundes todas las fuerzas necesarias para vencer. Por el amor, respeto que tengo hacia Ti, me guías por las sendas antiguas por dónde anduvieron los grandes hombres y mujeres que estuvieron aquí, mucho antes que yo. ¡Tú eres mi Dios, mi luz y salvación, en ti pongo mi esperanza todo el día y la noche!
SEÑOR, escucha mis acciones de gracias y llegue mi clamor ante tu presencia. Mi alma te alaba y no he olvidado ninguno de tus beneficios. Fui joven y he envejecido, soy testigo que tú afirmas los pasos de quiénes te buscan y te agradan viviendo vidas consagradas a tu Nombre. Te imploro que aún aquellos que no han nacido todavía tú los llames a servir a sus generaciones conforme a tu eterno propósito de que un día todos los pueblos vengan delante de tí, y todas las naciones teman ante tu santo Nombre y todos los reyes de la tierra reconozcan definitivamente, oh Dios, que tú eres Rey de reyes y Señor de señores. Porque tú, Señor reinas para siempre y eres digno de recibir la gloria y el poder. Por eso, Padre amado, te rindo estas acciones de gracias en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La fe florece en el jardín de las acciones de gracias.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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martes, 25 de noviembre de 2014

Navidad en Génesis

Francisco Aular
Lectura devocional: Génesis 3:1-15
Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón. Génesis 3:15 (NVI)

En Génesis 3:15 tenemos la primera profecía predictiva relativa a la Natividad del Salvador del mundo, JESÚS. Si recordamos bien el episodio, esas son las palabras que Dios dirige a Satanás después de que éste sedujera a Adán y Eva para romper la obediencia y la buena relación que mantenían con su Creador. Sí, así es, Adán y Eva se apartan del plan original de Dios y caen bajo la seducción de Satanás, la “serpiente antigua”, de Apocalipsis 12:9. Como resultado de este “mal negocio” que hicieron nuestros primeros padres, sus millones de descendientes que hemos existido desde entonces, y que hoy habitamos en este mundo, nacemos en un territorio dominado y controlado por el “dios de este siglo”, en consecuencia somos sus esclavos. ¿Qué evidencia tenemos de que esto es así? Dele una miradita nada más a cualquier medio masivo de comunicación, y se dará cuenta de que el mundo no tiene nada bueno que ofrecernos; hoy en día, pareciera que las puertas del mismo infierno se hubieran abierto, y el “dios de este siglo” salió con sus ejércitos y lo domina todo. ¡El mundo está al revés! Esto no es nuevo, es la consecuencia de habernos alejado de Dios.
Ahora bien, volvamos otra vez al Génesis ¿Cómo recobrar el paraíso perdido? ¿Cómo superar nuestra enemistad con Dios? ¿Cómo salirnos de la corriente de este mundo en donde hemos nacido, y pararnos en la roca firme de la voluntad de Dios? ¿Cómo poder superar el hecho de que el ser humano, pecador por naturaleza, pueda tener compañerismo con el Dios santo por naturaleza? ¿Cómo ver una lucecita al final del túnel? Estas son algunas de las inquietudes del ser humano de ayer, de hoy y de siempre. Así se inicia, desde Génesis, la búsqueda del ser humano para recobrar el paraíso perdido, pero en los misterios de Dios está el cumplimiento de su plan eterno, que es el de hacer al ser humano miembro de su familia (Efesios 2:19). Así que el ser humano no está solo en esta búsqueda, porque su amante Creador comienza a buscarlo también. En consecuencia, en esta búsqueda tenemos que encontrar las barreras que nos separan de Dios y derrumbarlas. Una de estas barreras es la santidad de Dios y el ser humano pecador; frente a la barrera de la santidad de Dios un dilema se presenta: Dios ama al ser humano pecador, debe salvarlo, pero Dios es justo y debe castigar al pecador, y mitigar el dominio absoluto del pecado, la vieja naturaleza que vive en él. La respuesta a ese problema es JESÚS. Su encarnación y el Calvario es la solución, porque allí: “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10 RV60). De esta manera, el apóstol Pablo nos relata el cumplimiento de la profecía de Génesis 3:15 en JESÚS: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4 RV60). ¡JESÚS es la simiente de la mujer!
En estos días en que celebramos el Nacimiento del Salvador prometido en Génesis 3:15 no debemos perder de vista, que el personaje central de toda la Biblia es JESÚS. En efecto, más de trescientas profecías del Antiguo Testamento apuntan hacia Él, diciéndonos que es el Mesías prometido. Así, en el Nuevo Testamento, los apóstoles apelan a dos aspectos de la vida de JESÚS para establece su calidad del Mesías prometido, un primer aspecto es su resurrección, y el otro, el fiel cumplimiento de la profecías mesiánicas en Él. Uno se queda asombrado ante el cumplimiento exacto de las profecías sobre el Mesías. Algunas ellas se cumplieron en JESÚS en aquella primera Navidad: “Y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,  porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). En realidad, la Navidad comenzó en Génesis.
Oración:
Padre eterno:
Estoy maravillado al ver que tu revelación progresiva en la historia de la salvación del ser humano, nos conduce a nuestro Señor y Salvador prometido. Que al recordar el nacimiento de tu amado Hijo, la esperanza en mí renazca al sentirme parte de tu plan. En el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Si miras al pasado de este mundo, te sentirás desilusionado, si miras al presente, te sentirás desesperado, si confías el futuro en las manos de JESÚS, te sentirás esperanzado.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

lunes, 24 de noviembre de 2014

¡Gente de paz!

Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 10:1-12
Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes. Lucas 10: 5,6 (NTV).

¡Gente de paz! Son aquellos a los cuales Dios los ha escogido, desde antes de la fundación del mundo para la salvación eterna:  Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.” (Efesios 1: 4,5)  Sin embargo, ¡millones de gente de paz, nunca han escuchado la Buena Noticia! Porque aunque han sido elegidos, la salvación no es automática, necesitan escuchar el mensaje y responder a él, en forma positiva o negativa. Dios estaría violando sus propias leyes, si obligara al ser humano a seguirle. ¡Nadie estará en el cielo obligado! En efecto, JESÚS dijo: “Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes.” (Lucas 10:5,6 NTV). Por eso, es necesario y vital llevarle el Mensaje, cueste lo que nos cueste, a cualquier precio! El pasaje devocional que estamos considerando JESÚS, puso las condiciones.
¡Gente de paz son aquellos! Que son personas amables, correctas, decentes, religiosos, hasta generosos con los demás, sin embargo, eso no es suficiente: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:1,2 NTV). El primer hombre que JESÚS, evangelizó al comenzar su Ministerio se llamaba, Nicodemo. Al ver al Nicodemo hacer lo que hizo, rápido lo puedo descubrir: ¡Nicodemo pertenecía al grupo de gente de paz! Dios había puesto en él hambre y sed por conocer verdaderamente a Dios y no tuvo dudas al buscar a JESÚS. ¿Quién era Nicodemo? Era un fariseo; un destacado y estricto respetuoso de los “Diez Mandamientos”, desde niño aprendió a citar de memoria los libros sagrados de su religión fundada por Moisés, en el Monte Sinaí; siempre en toda su vida procuró cumplir de la mejor forma posible, las leyes y reglamentos y por ello, tenía una conducta moral intachable. Pero Nicodemo, no estaba satisfecho con ser solamente un religioso, anhelaba tener paz en su espíritu y alma porque reconocía que las demandas de perfección de Dios, como a todos nosotros los seres humanos, ¡nos quedan muy grande!: “Sed, pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).  ¡Si nosotros, seres humanos caídos del propósito original de Dios, pudiéramos vivir absolutamente perfecta esta vida humana como la vivió JESÚS, Él no hubiera ido a la cruz para salvarnos y volvernos a Dios! Efectivamente, la Biblia confirma en sus 66 libros el fracaso humano ante las demandas de un Dios tres veces santo: “No hay, justo, ni aun uno” (Romanos 3:10); también dice: “Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.” (Romanos 3:23 NTV), pero tenemos la Buena Noticia de salvación:Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 6:23 NTV). ¡JESÚS es el Regalo que Dios tiene para la gente de paz! para que nazcan de nuevo, y sean hijos de Dios. Por ello, JESÚS mismo le dijo a Nicodemo: “—Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.” (Juan 3:3 NTV).
¡Gente de paz! Son millones de personas que tienen hambre de Dios, ellos están por todas partes y en todo el mundo. Dios ve a la humanidad como un campo de trigo, listo para la cosecha. ¡Las posibilidades de una cosecha abundante hace necesario enviar por grandes cantidades a obreros que vayan y recojan los frutos, antes de que venga la noche! Por ello, JESÚS, encomendó a sus discípulos:Y les dio las siguientes instrucciones: La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos.” (Lucas 10:2 NTV).
¡Gente de paz! Son aquellos que en mi vida de más de 50 años llevando el Mensaje, los he encontrado por todas partes y en todos los segmentos de la sociedad. Hice lo que Dios me pidió que hiciera, fui en obediencia a Él, les prediqué la Palabra, algunos la oyeron y creyeron, ellos nacieron de nuevo; por lo tanto, les enseñé a obedecer a Dios, y los encomendé a ir y llevar el Mensaje como yo hice con ellos, y fueron. ¡Ya no me resulta posible contar lo que ellos han hecho! Una cosa sé: ¡Sólo la gente de paz, produce, gente de paz!
Oración:
Padre como un manto negro, la muerte vendrá sobre mí y mi generación. Ayúdame a llevarle tu Mensaje de salvación. Iré a buscar a tu gente de paz en dondequiera estén y a cualquier precio. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La mejor ofrenda que podemos hacer en gratitud a Dios, quien por gracia, nos ha salvado, es ir a buscar y traer a la gente de paz, que están listos para la cosecha. ¡Vamos por ellos!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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viernes, 21 de noviembre de 2014

¡Hoy viviré feliz!

Francisco Aular
Lectura devocional Salmo 118
Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24 (Biblia de las Américas)

¡Hoy viviré feliz!
“El amor del Señor es eterno”, dice el salmista, por lo tanto, saludo a este día con el gozo del Espíritu de Dios que vive en mí; levanto mis brazos y manos hacia Dios en alabanzas porque todo proviene de Él; le doy gracias por hacerme el ser humano que soy, también le doy gracias por hacerme vivir en este día. Muchos que ayer amanecieron, hoy no están. El hoy es todo lo que tengo. El hoy es un perfume carísimo, en un precioso frasco hecho por la mano de Dios, no desperdiciaré ni una sola gota. Nadie puede dar lo que no tiene, y lo que tengo en abundancia es la alegría de vivir. Hoy contemplo una rosa y huelo su fragancia, me deleito en la pureza de su color y la tesura de sus pétalos; ella da lo que tiene para lo demás. Hoy buscaré a alguien y le diré una palabra o un pensamiento que le haga brotar una sonrisa desde su alma atribulada; hoy haré una acción de amor por alguien conocido o desconocido. Hoy no dejaré que nada ni nadie pase inadvertido, porque la Biblia dice: “Sé que todo lo que Dios hace será perpetuo; no hay nada que añadirle y no hay nada que quitarle; Dios ha obrado así para que delante de él teman los hombres” (Eclesiastés 3:14 LBLA). A este día hecho por Dios no tengo nada que añadirle ni quitarle, sólo disfrutarlo en toda su plenitud.
¡Hoy viviré feliz!
“El amor de Dios es eterno”, por esta verdad, no perderé ni un momento siquiera por lamentarme de las pruebas y problemas de ayer; el ayer es tan sólo un recuerdo, y no lo recordaré con dolor; el mañana es un vapor mágico, vago e ilusorio; el ayer es historia y el mañana está en las manos de Dios; sólo hoy dispongo de luz suficiente para amar y vivir. Hoy cierro para siempre la puerta del ayer y tiro la llave al fondo del mar. Hoy, como Pablo, puedo decir lleno de entusiasmo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 RV60). 
¡Hoy seré feliz!
“El amor del  Señor es eterno”, por lo tanto, Él derramó su amor en abundancia en mí, el día en que lo conocí (Romanos 5:5) Confiando en ello, no tendré enemigos porque los perdonaré y oraré por ellos, no dejaré que el rencor se convierta en mi verdugo. No desperdiciaré este día hermoso y único que no volveré a vivir en lo malo, sino en lo bueno; disfrutaré la creación en toda su hermosura que está delante de mis sentidos, el canto de los pájaros, una florecilla, el sonido de un riachuelo, la nubecilla que ser forma en el horizonte mientras las golondrinas la tocan con sus alas; aun disfrutaré las incomodidades de un mundo imperfecto porque la creación del ser humano fue una acción deliberada de Dios; veré la vida humana como lo más valioso que salió de la mano de Dios, pero que al alejarse de Dios ser humano, la convirtió en drama, en tragedia, en dolor. Sin embargo, hay esperanza de un fabuloso futuro en JESÚS, y por eso, yo estoy aquí para empinarme sobre todas mis circunstancias y gritar a todo pulmón: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 RV60).
¡Hoy viviré feliz!
Porque ser feliz es una decisión que nada ni nadie me puede quitar; acariciaré el hecho de que desde antes de la fundación del mundo, Dios hizo este día para mí. Hoy me diré varias veces a mí mismo, no soy un accidente en este mundo, cuando nací Dios estaba sonriendo porque soy parte de Su plan maravilloso y eterno para el universo. Hoy abrazaré y besaré a todos los míos; buscaré a mis amigos para decirles cuánto los amo y necesito porque: “Con un buen perfume se alegra el corazón; con la dulzura de la amistad se vuelve a la vida”  (Proverbios 27:9 LBLA), además, porque no sé si mañana estaré, y ellos tampoco.
¡Hoy viviré feliz!
Y si este fuera el último día de mi vida, no quisiera que me juzgaran por mi pasado, sino por este día en el que me dije: ¡Hoy viviré feliz!
Oración:
Padre eterno:
Ahora entiendo que Tú me amas y que desde antes de la creación del mundo, Tú quisiste que yo fuera parte de tu familia. Señor, con humildad te pido que perdones mis pecados, me arrepiento, y te ruego que vengas a mi vida. Gracias JESÚS por salvarme, y de ahora en adelante, Tú eres mi Señor y Salvador. Amén.
Perla de hoy:
La felicidad no es algo sino Alguien, es JESÚS. ¡Teniéndolo a Él, lo tenemos todo!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 20 de noviembre de 2014

Escogidos para Dios

Francisco Aular      
Lectura devocional: 2 Tesalonicenses 2:13-17
Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. 2 Tesalonicenses 2:13 (NVI)

Al estudiar la seguridad de nuestra salvación, debemos considerar las tres maneras en que el ser humano cree que puede ser salvo de la condenación eterna. Estos son los tres criterios: Primero: “La salvación se obtiene por las buenas obras que el ser humano hace para Dios”; segundo: “La salvación es el trabajo conjunto entre Dios y el ser humano, el ser humano pone todo de su parte, y Dios hace lo propio”; tres: “La salvación es la obra del amor y la gracia de Dios solamente, a favor del ser humano”. En realidad, no deberíamos confundirnos en esta doctrina, debemos tenerla muy clara, porque toda la Biblia enseña que el tercer criterio es la única posibilidad, es la verdadera. Con respecto a esta verdad, recién convertido, tuve que enfrentar una lucha sobre la seguridad de mi salvación, y nunca faltaron los que ponían el énfasis en las dos primeras.
Veamos con la Biblia abierta como empezó todo. Hubo un momento en que Dios, como dice la Biblia: “creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). allí comienza la historia, como hasta hoy la conocemos, pero para decirlo de alguna manera, hubo un momento prehistórico como lo afirma el apóstol Pablo: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria, con la cual nos hizo aceptos en el amado” (Efesios 1:4.6 RV60). Ahora bien, según el primer criterio, para poder ser salvos, ¿dónde estaban las buenas obras, suyas y mías antes de que Dios, nos escogiera “en él antes de la fundación del mundo”?, y pensando en el segundo criterio, las preguntas que Dios le hace a uno de sus grandes hombres del pasado, podemos traerlas nuevamente a este día, y hacérnoslas nosotros mismos: ¿Dónde estabas cuando puse las bases de la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto! ¡Seguramente sabes quién estableció sus dimensiones y quién tendió sobre ella la cinta de medir!  ¿Sobre qué están puestos sus cimientos, o quién puso su piedra angular  mientras cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban de alegría?” (Job 38:4-7). Me tomé la atribución de contar 42 preguntas que Dios le hace a Job, obviamente, no puedo reseñarlas, pero vaya usted a su Biblia y búsquelas allí en el capítulo 38. La pregunta es ¿cuándo, en qué momento, usted o cualquier ser humano se puso de acuerdo con Dios para decirle que íbamos a poner todo de nuestra parte para ganarnos su salvación?
La verdad bíblica es ésta, Dios tomó la iniciativa desde antes de que el mundo fuese para hacernos parte de su familia, para vivir con Él después de esta vida presente, en lo que la Biblia llama, la Nueva Jerusalén “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19 RV60). ¿Cómo lo hizo? Él mismo Dios se hizo humano (Juan 1:14) y como JESÚS, vino a dar su preciosa sangre en rescate de nuestra salvación. Le pregunto y me pregunto ¿Dónde estábamos usted y yo cuando JESÚS vino a rescatarnos? ¿Nos pidió Dios nuestra opinión para hacer eso? No. Porque toda la seguridad de mi salvación –desde antes dela fundación del mundo y hasta el final de los tiempos- es iniciativa soberana de Dios. ¿Por qué debo vivir una vida santa y apartada del mal? Porque “cómo descuidar una salvación tan grande” (Hebreos 2:3). Como la perla de gran precio, debemos pulirla cada día. No es el miedo a perder la salvación, sino la gracia y amor de Dios por mí, lo que me hace vivir para Su honra y gloria. Y, por lo tanto, “¿quién? podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” Pregunta el Apóstol en Romanos 8, y al final enumera una larga lista, cuya respuesta es: ¡Nadie ni nada! ¡Estamos blindados y sellados destinados al cielo! Porque nuestra salvación es eterna como Dios, Su Autor, lo es, y lo seremos hasta el final, porque hemos sido: Escogidos para Dios.
Esta verdad la vertió en poema y música, el pastor colombiano, Víctor Garrido, en el precioso himno “Escogido fui de Dios” (#326, Himnario Bautista CBP,1994) El dúo de los “Voceros de Cristo”, ha hecho una hermosa versión de este himno.
I
Escogido fui de Dios en el Amado.
En lugares celestiales su bendición me dio.
Antes de la creación el plan fe hecho
Por su santa voluntad.
Coro:
Escondido en Cristo estoy
Nadie me apartará;
Y las fuerzas de este mundo
No me podrán dañar.
II
Tengo un sello que el Espíritu me ha dado.
Cuando mi confianza puse sólo en mi Salvador;
Prenda que el Señor me dio de vida eterna,
Escogido fui de Dios.
III
Me escogió para alabanza de su gloria,
Y sentóme en las alturas con Cristo mi Señor.
Grande fue mi admiración al ver su gracia,
Cuando me escogió mi Dios.
Oración:
¡Señor qué inmensos tu gracia y tu amor para salvarme y sostenerme desde antes de que el mundo fuese, en el presente, y después en el más allá! Ayúdame a predicar esta salvación eterna y segura como tú. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Para sobrevivir a las tormentas y pruebas de la vida, 
ánclate en la Roca Eterna, el Autor de nuestra salvación.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?

¿Existe un pecado por evitar?

miércoles, 19 de noviembre de 2014

A solas con JESÚS

Francisco Aular
Lectura devocional: Filipenses 1:3-11
Estando persuadido de esto que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1.6 (RV60)…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4.13 (RV60)

Absorto en mis pensamientos, problemas y sufrimientos, ajeno a todo cuanto había a mi alrededor, tardé en percibir el fulgor de su presencia. Allí estaba a mi lado, mi Señor y Rey: ¡JESÚS! Ciertemente, JESÚS, está presente en todo lo que hago, aun antes de nacer; pero su gracia es mayor en situaciones especiales de mi vida.
Entonces mi amado JESÚS, me miró fijamente desde la remota profundidad del tiempo divino, y con voz cálida plena de afecto, en lo sensible de mi espíritu, sentí que me dijo: “¿Sabes que te escogí para mi servicio desde el vientre de tu madre?, ¿no fui yo el que te tomó de la mano derecha y te llevó al hospital cuando eras un niño de nueve años y estuviste enfermo?”. Siguió diciendo, “¿quién crees que puso en el cuerpo de aquel médico el mismo tipo de sangre tuya, y ese amor por ti para que compartiera su sangre contigo?” Y así fue enumerándome una a una sus bendiciones para mí. Agradecido iba a decirle muchas cosas, pero JESÚS continuó: “¿Por qué te empeñas en librar tus combates sin llamarme?, ¿por qué no confías en mí? ¿Es que acaso no he estado a tu lado en peores circunstancias aconsejándote y ayudándote a vencer las dificultades? ¿Te llamé acaso porque tú fueras justo? ¿Me escogiste tú a mí, o fui yo el que tomó la iniciativa de abandonar temporalmente mi gloria por ti? Sin embargo, tu indiferencia es una ofensa al amor que te tengo".
Me sentí avergonzado. Todo cuanto me dijo era cierto. No pude responderle, pero tampoco era necesario, pues JESÚS, conoce lo más íntimo de mis pensamientos y responde a mis preguntas antes de que yo llegue a formularlas.
Por otra parte, mi amado SEÑOR cada vez que comienza algo lo termina, así que prosiguió: "Mi Palabra, en vez de alimento y disciplina para tu alma y espíritu, sólo es una herramienta para ti. Te sientes solo porque tu fe es frágil. Crees en mí, pero dudas. Admites mi existencia, pero tratas de resolver tú solo las situaciones que no puedes controlar sin mi ayuda. Crees, pero más con temor que con esperanza. Te quedas a medio camino entre tus temores y mi ayuda. No terminas de entregarte a mí con todas tus penas y tus alegrías, con tus angustias y temores, con tus virtudes y debilidades; con todo tu ser."…
Aquella mañana en mi tiempo devocional, comprendí que había muchas cosas que no estaba confiándole a JESÚS. Trabajaba para Él, pero estaba lejos de Él. En realidad, no se trata de mi, sino de Él; JESÚS quiere vivir su vida, en la mía. En ese momento, tan especial, las notas y letra de uno de mis himnos favoritos, otra vez cobraron vida para mí, y las canté en profunda adoración:
I
A solas al huerto yo voy,
Cuando duerme aún la floresta,
Y en quietud y paz con Jesús estoy
Oyendo absorto allí su voz.
Coro:
El conmigo está, puedo oír su voz,
Y que suyo, dice, seré,
Y el encanto que hallo en Él allí,
Con nadie tener podré.
II
Tan dulce es la voz del Señor,
Que las aves guardan silencio,
Y tan sólo se oye su voz de amor,
Que inmensa paz al alma da.
III
Con Él encantado yo estoy,
Aunque en torno llegue la noche,
Más me ordena ir, y a escuchar yo voy,
Su voz doquier la pena esté.
(A solas al huerto yo voy, HB#223, EMH)
En esos instantes en que el tiempo de Dios, y el  de los humanos, se unen. Miré a JESÚS, cara a cara y nos fundimos en un abrazo eterno. Caí de rodillas, metí mi cara entre mis manos delante de su presencia, y nuevamente oí su voz: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10, RV60). Claramente pues, en ese instante recordé de dónde había venido, de dónde JESÚS por su gracia me había salvado. No había nada bueno en mí, excepto su Espíritu. Sentí triunfo al saber que yo soy de Él, y derramé lágrimas de gozo delante de su presencia y de su Palabra. El bálsamo de la seguridad de mi salvación fue derramado sobre mi cabeza y cubrió todo mi ser de pecador arrepentido. Porque como lo dijo el Apóstol Pablo, después de mucho años de conocer al Señor: "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1 Timoteo 1:15b). Ciertamente, JESÚS ha venido para que gente como yo, y como tú, le sirvamos a pesar de todo lo que somos. En realidad la vida cristiana, consiste en fortalecernos diariamente, a solas con JESÚS.
 Oración:
Padre amado: ¡Gracias por llevarme de tu mano y no dejarme! Aquí estoy pidiéndote que me des tu gracia para seguir avanzando hacia lo que debo ser como tu hijo, en el Nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Alabe al Señor por su presencia en nuestros esfuerzos en el reino, a pesar de nuestras imperfecciones de cristianos en construcción.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?