lunes, 30 de abril de 2012

¡Hoy daré lo mejor de mí!

Francisco Aular 
faular@hotmail.com                                

Porque con alegría saldréis, y con paz seréis conducidos; los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de vosotros, y todos los árboles del campo batirán palmas. Isaías 55:12 (La Biblia de las Américas)

¡Hoy daré lo mejor de mí, adueñándome de lo que Dios ha creado para mí por medio de mis emociones positivas! Sé que existe un ciclo en las cosas, un desfile continuo de grandes acontecimientos a mi alrededor que no puedo cambiar: el frío invierno llega, pero haré que haya belleza en él; cuando llega la primavera, los árboles que antes lucían como huesos secos, cobran vida, así que me uniré a ese despertar con todo gozo; el verano con sus días largos y calurosos, me invita a que disfrute ríos, mares y lagos para darme un chapuzón en ellos; el otoño con sus mil colores en los árboles y la nostálgica caída de sus hojas, me recuerda que esta vida humana es breve, por lo cual, aprovecharé cada minuto de ella para lo grande, lo hermoso y lo puro. No desperdiciaré la luna llena, ni la media luna; no perderé la hermosura del amanecer, ni la belleza del crepúsculo; como un chiquillo cantaré y saltaré debajo de la lluvia; estaré listo para la siembra y también para la cosecha; veré la partida inevitable de las aves hacia el sur a principios del invierno, pensando en su retorno bullanguero en la primavera; la muerte de las flores y de mis tulipanes en el jardín es inevitable en el invierno, pero su resurrección en la primavera es una muestra de que la tumba no será mi final, porque estoy destinado a una resurrección y a un cuerpo transformado. Así, la naturaleza me contagia con sus distintos estados de ánimo y yo, como el profeta y poeta Isaías, aprovecho esos ciclos para ver cómo los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de vosotros, y todos los árboles del campo batirán palmas. ¡Me uniré a ellos en alabanzas eternas a mi Creador!
¡Hoy daré lo mejor de mí! Exigiré a mis emociones que hagan lo que yo quiero y den lo mejor; no dejaré que ellas me esclavicen, ni me lleven a la autocompasión, a la ira, a la tristeza, a la depresión y al fracaso. Hoy seré como el canario que no canta porque es feliz sino que es feliz porque canta; cuando la tristeza quiera asomarse a mi rostro, la cambiaré por una sonrisa; si el miedo intenta paralizarme, me lanzaré en carrera para vencerlo; si me siento como si no valiera nada, recordaré que no soy un accidente en este mundo, Dios me hizo con un propósito; me daré un buen baño, perfumaré mi cuerpo, vestiré ropas nuevas y saldré con mis hombros en alto para conquistar el mundo; veré a los demás a los ojos cuando les hable y gentilmente levantaré mi voz, eso me dará seguridad; cuando sienta que no tengo lujos como los demás, diré como el Apóstol: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:11,12), y también, como él podré decir, exclamar, recitar o cantar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Con todo eso afirmándose en mí,  mi actitud podrá decir: ¡Hoy daré lo mejor de mí!

Oración:
¡Gracias Señor por darme esta salvación tan grande! No hay manera en que pierda teniéndote a ti, me hiciste con el propósito  de rendirte honor y gloria para siempre. Enséñame Señor a mostrar lo mejor de mí por donde vaya. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nada que no sea dar lo mejor de nosotros es digno de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


viernes, 27 de abril de 2012

Amor supremo por la iglesia (2)


Francisco Aular
       
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Efesios 5:23 (RV60)

JESÚS es el fundador de la Iglesia, y por lo tanto, Él es la cabeza de la Iglesia. La primera vez que JESÚS habló del propósito de establecer su Iglesia fue con el apóstol Pedro, cuando le preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, y Pedro respondió: “Tú, eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16 RV60), esta declaración de Pedro es la piedra fundamental sobre la cual JESÚS edificó su Iglesia: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Contrario a la interpretación de algunos cristianos: ¡No es Pedro, la roca principal; sino JESÚS, Él es la “Piedra viva”! El apóstol Pedro, lo aclara muy bien es su epístola: Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra” (1 Pedro 2:4 NTV). Desde luego que, Pedro equipara a JESÚS como la piedra viva con los cristianos nacidos de nuevo, porque, debido a nuestra unión con Cristo de todo cristiano nacido de nuevo, todos somos también piedras vivas:Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios” (1 Pedro 2:5 NTV).
En efecto, sólo JESÚS el “Hijo del Dios viviente” es digno de ser la cabeza, y al mismo tiempo el fundamento de su Iglesia. Esto quedó bien claro en todo el Nuevo Testamento, de allí Pablo -quien tuvo el honor de ser el primero en sistematizar la teología cristiana-, escribiera, inspirado por el Espíritu Santo, este himno sobre JESÚS: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero” (Colosenses 1:15-18. NVI). También escribió: “Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11. NVI) ¡Sí, JESÚS es la piedra de la Iglesia!
JESUS es la Iglesia y la Iglesia es JESÚS, por eso, la fundación de las iglesias que honran y sirven al “Hijo del Dios viviente”, es tan importante en el Nuevo Testamento; por ejemplo, el Libro de los Hechos de los apóstoles es una recuento de la fundación de iglesias, inmediatamente después que el Espíritu Santo hiciera su entrada como el Espíritu que da poder, dirección, dones y sabiduría a hombres y mujeres, quienes llenos de ese poder salieron y se ganaron este comentario de sus enemigos: “Estos que trastornan al mundo entero también han venido acá”, ¿cómo trastornaban al mundo? Con el mensaje del regalo de la vida eterna en el “Hijo del Dios viviente”, Pedro ratificó lo que el Señor le había enseñado, y delante de las autoridades religiosas judías en Jerusalén, proclamó: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11,12).
Igualmente, este amor supremo de los apóstoles por JESÚS y por su Iglesia, se manifiesta en que no sólo sembraron de iglesias los lugares por donde fueron, sino, que también, tuvieron constante preocupación por los nuevos convertidos y por las nuevas iglesias; a las iglesias, van predominantemente dirigidas las Cartas o Epístolas apostólicas, poniendo disciplina y orden, como el caso de la primera carta a los Corintios; un resumen de la “Teología de la Iglesia” como lo es la Epístola a los fieles y cristianos maduros de Éfeso; igualmente, el mensaje del Espíritu que es escrito por Juan a las siete iglesias del Asia Menor, en el Apocalipsis que contiene la revelación de los planes de Dios para el futuro, junto con sus represiones, promesas y alabanzas.
Una iglesia local, por muy pequeña que sea, merece todo el respeto, el amor y la consagración, que los apóstoles mismos manifestaron tener ante la promesa de JESÚS: “Porque en donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20. RV60). Sí, pidámosle al Señor un amor supremo por la iglesia.

Oración:
Padre eterno:
Gracias Señor por haberme traído desde hace 49 años a tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La iglesia se compone de gente como yo, nosotros debemos hacer de ella lo que Dios quiere que sea.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?




jueves, 26 de abril de 2012

Amor supremo por la familia (2)


Francisco Aular

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra! Génesis 12:3 (NVI)

En la revelación progresiva que nos hace la Biblia del plan de Dios para la humanidad, nos encontramos desde su mismo inicio, a través del matrimonio de Adán y Eva, que el plan de Dios es bendecir a la familia porque Dios quiere tener a su lado por toda la eternidad a los seres humanos como “miembros de la familia de Dios” (Efesios 5:19 RV60). Por eso, sobre el final de los tiempos, nos dice Juan: “Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: "Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero" (Apocalipsis 7:9,10. La Biblia en lenguaje actual). Desde aquellos lejanos días del Génesis hasta este siglo XXI, que recién comenzamos, la familia ha sido atacada en forma despiadada desde distintos ángulos. Los futurólogos ha predicho en sus escritos, que la familia, tal y como la conocemos, desaparecerá. En efecto, a mediados del siglo pasado, el afamado escritor Alvin Toffler en su obra “El shock del futuro”, dice  “la familia prácticamente desaparecerá. Existirán los biopadres y los propadres que sustituirán en la misión y obra de la maternidad; ya no existirá la familia “gigantesco amortiguador de la sociedad”, “refugio contra los sacudones del mundo”. La familia morirá; si acaso, tendrá razón de ser para los dos primeros años de vida del niño”.
Afortunadamente, hasta ahora la promesa que Dios le hizo a Abraham, sigue en pie “¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!”, así, vemos que en lugar de morir, la familia sigue “vivita y coleando”. Por ejemplo, aquí en Canadá, en donde vivo, un país en donde más de la mitad de la población que lo habita, nació fuera de su territorio, y una de las características de la población actual es procurar la protección y salvación de la familia como tal. Inclusive, ya son varias las Provincias que han declarado por ley el “Día de la familia”. Es cierto,  los ataques contra el matrimonio y la familia, al igual que ayer, siguen allí, amenazantes, pero una de las estampas más hermosas es ver cómo las familias con sus vestuarios típicos y su cultural nos dicen que son de distintos lugares del mundo -sobre todo en el tiempo de verano llenan los parques, las playas, los centros comerciales y lugares de diversión-, en donde los padres, como los hemos conocido siempre, hombres y mujeres, se pueden ver en compañía de sus proles. Son señales inequívocas que nos muestran, que todavía existe en la sociedad postmoderna que nos toca vivir, un amor supremo por la familia.

Oración:
Padre eterno:
Amado Señor, gracias por crear y fortalecer con tu Palabra a la familia a través de los siglos. Este tema toca la sensibilidad de todos nosotros porque todos hemos nacido en una familia y tenemos una. Ayúdanos a cumplir nuestra misión histórica. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El propósito de la familia como institución es estar al servicio del ser humano para que logre su plenitud y felicidad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


miércoles, 25 de abril de 2012

Amor supremo por la familia (1)

Francisco Aular

Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios. Josué 24:15b (La Biblia en lenguaje actual)

Josué, el gran libertador judío sucesor de Moisés fue uno de esos seres humanos de excepción que encontramos en la Biblia. Durante 40 años sirvió al pueblo judío al lado de Moisés; su lealtad, su valentía y su fe inquebrantable en Dios, le ganaron el título de general en jefe de los ejércitos de Israel. Tenía ya 110 años cuando se presentó ante del pueblo de Dios para despedirse. Pienso que Josué pudo haber dicho muchas cosas aquel día, pero, su consejo final sirvió para que el pueblo de Israel se definiera frente al Señor, e igualmente, frente a la familia.
En los escritos del Nuevo Testamento, familia e iglesia van juntas. Ambas son instituciones creadas por Dios, y ambas lo representan: La iglesia es la familia grande, la familia espiritual que Dios está haciendo para que vivamos con Él para siempre al final de la historia: “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19 NVI). Igualmente, la familia es la “iglesia en miniatura”, lo entendemos mejor cuando Pablo escribe: “Y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa” (Filemón 1:2). En el magnifico tratado sobre las relaciones humanas de los cristianos nacidos de nuevo, que es la carta de Pablo a los efesios se nos revela que el matrimonio y la familia son símbolos del amor y sacrificio de JESÚS  por su Iglesia: Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:22-25 RV60).
En efecto, la familia es imagen de Dios porque Él es amor y vida. Me sorprende ver esta verdad en toda la Biblia; así, que si queremos conocer a Dios, debemos buscarlo, primero en nuestra familia, ¿por qué no ver a Dios en el papá, en la mamá y en los hijos, en una familia cristiana? Eso haría muy sencillo que los que no conocen a Dios, lo empiecen a ver en nosotros. En cuanto a esto, todavía podemos aprender mucho de los judíos. Muy cerca de nuestra casa queda una sinagoga judía, ellos van a pie los días que tienen sus reuniones religiosas, y he visto a los hombres caminar delante con sus hijos varones y más atrás las mujeres con sus niñas.
Entre esta religión milenaria, el padre es la imagen de Dios, cabeza de la familia, por lo tanto, desde hace más de tres milenios, sus familias tienen lazos casi indestructibles. Hoy en día -hasta entre los cristianos nacidos de nuevo- el divorcio se ha incrementado, pero, no así entre los judíos que han enfrentado crisis de todo tipo en su andar por el mundo, aún así, la familia “ora unida y permanece unida”.
Lamentablemente, en nuestra cultura hispana, el hombre no le da importancia a la Biblia, ni a la fe, siendo él ejemplo, prefiere los domingos de deporte con sus amigos que ir con toda su familia a los servicios de su iglesia. A la verdad, otra vez, ¡doy gracias al Señor por la gran participación de la mujer en la vida de la iglesia en nuestra cultura! ¿Qué haríamos sin ellas? Sin embargo, la voluntad de Dios es que el hombre sea su representación en la familia, por eso Josué dijo: Pero mi familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios. Dios nos invita, especialmente a los hombres, que salvemos a la familia, asumiendo, varonilmente, el papel que Dios nos ha señalado, y que tengamos un amor supremo por la familia.

Oración:
Amado Señor, gracias por crear y fortalecer con tu Palabra a la familia a través de los siglos. Este tema toca la sensibilidad de todos nosotros, porque todos hemos nacido en una familia y tenemos una familia. Ayúdanos a cumplir nuestra misión histórica. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El amor supremo por la familia nos lleva a conducirla con las enseñanzas y valores de la Palabra de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


martes, 24 de abril de 2012

Amor supremo por la iglesia


Francisco Aular

…Como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25b (RV60)

Grecia era en los tiempos en lo cuales se escribió el Nuevo Testamento, la cuna de la democracia o “gobierno del pueblo y para el pueblo”, no había un gobierno central, pues estaba organizada por ciudades estados, y cada ciudad principal tenía su propio gobierno. La tarea de gobernar recaía en ciudadanos competente para la buena y recta administración, debían residir en la ciudad y eran llamados a formar la “ekklesía” o asamblea legislativa, el significado de la palabra “ekkesía”, era los “llamados afuera”, o escogidos con el propósito de servir a su comunidad. El vocablo griego “ekkesía” fue utilizado primeramente por JESÚS, para referirse a las agencias del reino de Dios en esta tierra, o sea, a las distintas asambleas que se congregan en el nombre de JESÚS, quien es la cabeza de la “ekklesía” o de su “Iglesia” que el término castellanizado. Es igualmente importante saber que de las ciento diez veces que se menciona la iglesia cristiana en el Nuevo Testamento, noventa y dos veces se refiere a lo que hoy denominamos la iglesia local, cuando se dice por ejemplo “la iglesia de Jerusalén”, “las iglesias de Galacia”, “la iglesia que está en tu casa”. Por supuesto que también se utiliza el término iglesia para designar en sentido figurado, el Cuerpo total de los miembros de la Iglesia de JESÚS, escogidos tanto en la tierra como en los cielos que son y serán parte de la familia de Dios en la Nueva Jerusalén, la ciudad que está por venir, al final de la historia de la humanidad.
Por el Nuevo Testamento está claro que JESÚS tuvo interés en fundar su Iglesia (Mateo 16:18), que la amó y se entregó a la muerte por ella (Efesios 5:25) ¡El alto precio que el SEÑOR dio por su Iglesia nos da una idea del valor que esta tiene a sus ojos! En efecto, JESÚS murió para “congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Juan 11:52). Este cuerpo redimido por la sangre de JESÚS, ha sido elegido para ser aquí, en la tierra, en cada grupo local establecido en una comunidad, “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), y, desde allí proyectar su influencia bienhechora y la fe salvadora hacia el mundo entero: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19,20. NVI). “Vayan” es el imperativo que nos mueve a la evangelización por dondequiera que Dios nos lleva en esta tierra; “hagan discípulos de todas las naciones” es el imperativo que enfatiza el discipulado a todo nuevo creyente, por eso, el creyente nace pero el discípulo se hace. E igualmente, esto también es una gran verdad, a las iglesias locales Dios le ha dado autoridad para enfrentar con éxito los ataques de las otras “autoridades espirituales” sean físicas o supranormales, “…edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18b NVI). “El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales” (Efesios 3:10 NVI).
De manera que la iglesia local a la cual usted asiste es su hogar espiritual, allí es como el gimnasio en donde usted se entrena para aprender a amar, a perdonar y crecer hacia la madurez en la vida cristiana. Y sobre todo, aprender a amar lo que JESÚS ama: A su iglesia con un amor supremo.

Oración:
Padre eterno:
Gracias Señor por haberme traído desde hace 47 años a tu iglesia para entrenarme en tus caminos y aprender a servirle a mi prójimo con todo gozo y entusiasmo. Ayúdame a servir como tú lo harías. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La iglesia se compone de gente como yo, nosotros debemos hacer de ella lo que Dios quiere que sea.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


lunes, 23 de abril de 2012

Amor supremo por la Biblia

Francisco Aular
                  
Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. 2 Timoteo 3:17 (LBLA)

Existe un Dios, y solo él es viviente y verdadero. ¿Cómo el ser humano puede conocer a Dios? Él nos dejó su revelación en el precioso Libro de los libros, la Biblia. En efecto, la Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados por el Espíritu Santo. Es un tesoro perfecto de instrucción divina, de elevados principios, de incorruptibles valores. Dios es su autor, su propósito es la salvación del ser humano, y su tema es la verdad, sin mezcla alguna de error. No es un libro religioso; es mucho más; es manantial de vida que sacia la sed del espíritu; es pan que nos alimenta el alma; es la disciplina que ejercita a nuestro cuerpo para ofrecerle a Dios un sacrificio vivo y agradable, mientras vivamos en esta tierra.
Las generaciones que han aplicado sus principios, y han sido fieles a sus estatutos, han prosperado, tanto en lo espiritual como en lo material. Por tanto, como dijera el apóstol Pablo: “Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios”, por lo cual, toda la Biblia es totalmente verdadera y confiable.
La Biblia revela los principios por los cuales Dios nos juzga. Sí, ciertamente la Biblia es la norma suprema por la cual toda conducta, credos, y opiniones humanas deben ser juzgados. Además de todo esto, los sesenta y seis libros de la Biblia testifican de JESÚS, Él mismo es el centro de la revelación divina.
En esta hora de mi vida, no quiero apelar a lo que otros han dicho sobre la Biblia, vendré a mi propio testimonio de lo que este maravilloso manual de sabiduría divina ha sido en mi vida. Hace 49 años, guiado por el Espíritu Santo, y con la Biblia abierta delante de mí, hice mi entrada por las doradas páginas del Génesis, y presencié en el espíritu, el mover del Todopoderoso en los lejanos días de la Creación. De pronto me encontré en la galería de los famosos de Dios: Noé, Abraham, Isaac, Moisés, Rut, Nehemías, Ester, y el filósofo Job con su tratado inmortal sobre el sufrimiento humano y la fidelidad de Dios.
Luego, escuché los hermosos acordes de la sinfonía del libro de los Salmos, allí el rey David era el director de la filarmónica celestial. Inmediatamente, llegué a la oficina de asuntos comerciales de Proverbios con su lema: “La justicia engrandece a la nación, más el pecado es afrenta a las naciones”. Escuché la voz poderosa del predicador en Eclesiastés, cuando aconsejó: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. De allí fui al palacio del rey Salomón y lo encontré en el Cantar de los Cantares, cantándole al amor entre un hombre y una mujer: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor”. Después, me encontré en el famoso observatorio de las profecías, y allí en reunión con los Profetas mayores y menores, examinamos en la gran pantalla, y escuchamos una voz, que nos dijo: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltareis como becerros de la manada”.
Atravesando el jardín, presencié el nacimiento del Rey de reyes y Señor de señores en Mateo. El telegrama de Dios enviado al ser humano en el libro Marcos: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. La compasión del Hijo del Hombre en Lucas. La divinidad de JESÚS en Juan. La ascensión de JESÚS y la venida del Espíritu Santo en Los Hechos. Fui al Seminario Teológico cuyo Rector es el doctor Pablo de Tarso, y toda la sistematización de la obra de Dios, tratados en 13 cartas. Me encontré de pronto con Las Epístolas Generales de Hebreos, Santiago, 1 y 2 de San Pedro, 1, 2,3 de San Juan, y por último San Judas, el hermano del Señor.
Todavía no salía de mi asombro, pero me esperaba el broche de oro de toda la Biblia, El Apocalipsis. Que nos muestra el fin de la historia como la conocemos, y el descenso desde el cielo de la Nueva Jerusalén. ¡Allí estaba el Cordero de Dios, JESÚS con todo su poder, majestad y gloria! Caí de rodillas y me uní al canto nuevo que entonaban los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos: “¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,  la fortaleza y la honra,  la gloria y la alabanza!” (…)” ¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!” (Apocalipsis 12,13). Desde entonces, siento un amor supremo por la Biblia.

Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por dejarme tu Biblia como el manual viviente que me condujo a ti! Ayúdame a vivirlo para tu honra y gloria. En el nombre de JESÚS, amen.
Perla de hoy:
El amor supremo por la Palabra de Dios nos lleva a oírla, leerla, estudiarla, memorizarla, meditarla y a vivirla.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 20 de abril de 2012

¡Dios está vivo!

Francisco Aular

Nos reaviva saber que están firmes en el Señor. 1 Tesalonicenses 3:8 (NTV)

Una noche durante mi reciente enfermedad, no podía dormir. Me inquietaban muchas cosas, entre ellas, toda la planificación final de un gran evento que celebraremos en esta ciudad en agosto, del cual soy responsable. ¿Qué pasará si Dios me llama en esta noche para irme con él a Su presencia? Para serles honesto, sólo pensarlo me hace feliz pero como el apóstol Pablo, puedo afirmar: Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor. Pero si vivo, puedo realizar más labor fructífera para Cristo. Así que realmente no sé qué es mejor. Estoy dividido entre dos deseos: quisiera partir y estar con Cristo, lo cual sería mucho mejor para mí; pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo.” (Filipenses 1:21-24 NTV) También aquella noche pensaba en los amados de mi rebaño, del cual por la gracia de Dios, están mucho más allá de mi redil, porque nada que afecte al Reino de Dios en cualquier parte del mundo, me es ajeno. Igualmente, me inquietan los diversos acontecimientos nacionales, continentales y mundiales. Todas estas situaciones me mantienen alerta en oración y clamor delante de Dios. De repente vino a mi mente, la ilustración que hace muchos años, le oí a mi inolvidable pastor y consejero en los mis años juveniles, al Rev. Eusebio Pérez Domínguez, guardé la copia de la ilustración porque en aquellos tiempo yo era el secretario de la iglesia, y cuando, hacía los boletines el día sábado, el pastor me leía el sermón que él iba a predicar el domingo, dice así:
Una noche durante una grave crisis política. Bulstrode Whiteloke, Embajador de Inglaterra ante la corte de Holanda, no podía dormir debido a la ansiedad que sentía por el estado del país. Un anciano sirviente que dormía en el mismo cuarto se dirigió a él diciendo:
_Su excelencia, ¿me permite hacerle una pregunta?
_Dime lo que deseas saber –respondió el embajador.
_Excelencia, ¿usted cree que Dios gobernaba el mundo antes de que usted naciera?
_Y ¿cree que cuando usted abandone este mundo, Él seguirá gobernándolo?
_También lo creo así.
_Entonces, excelencia, ¿no puede usted confiar en que Él gobierne el mundo mientras usted está en él?
El agotado y soñoliento estadista dio un profundo suspiro se acomodó bien en el lecho, y en un instante se quedó profundamente dormido.
Volviendo a mi lecho de enfermo, aquella noche, también me hice algunas preguntas:
Francisco, ¿dónde estabas tú cuando Dios puso los fundamentos de este universo? Naciste en 1945, cuando estaba terminando la Segunda Guerra Mundial, con sus millones de muertos, ¿te preocupabas por eso? Sin embargo, cuando naciste, despertaste… y Dios ya estaba allí. ¿Quién veló por ti, todos esos años de tu niñez? ¿Qué crees que pasará en el mundo si esta noche, Dios te lleva a Su presencia? Bien sabes, Dios fundó este mundo y Dios continúa con Su plan para sostenerlo hasta el fin de los tiempos. No sabes a caso que, ¿Dios tiene a todo el universo en Su mano? Sentí en lo más profundo de mi espíritu: “Ora, confía en mí, y yo haré.” Sí ¡Dios está vivo! Pase lo pase conmigo, las ovejas son de Dios, yo simplemente las pastoreo y las alimento. Y, los que somos sus siervos con gozo podemos afirmar: “Nos reaviva saber que están firmes en el Señor.” Entonces, fue inevitable que recitase mi pasaje favorito, tras lo cual me quedé profundamente dormido:
 ¿Acaso nunca han oído?
   ¿Nunca han entendido?
El SEÑOR es el Dios eterno,
   el Creador de toda la tierra.
Él nunca se debilita ni se cansa;
   nadie puede medir la profundidad de su entendimiento.
Él da poder a los indefensos
   y fortaleza a los débiles.
Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan,
y los hombres jóvenes caen exhaustos.
En cambio, los que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.
(Isaías 40:28-31 NTV)

Oración:
Dios mío, enséñame de tal modo a valorar mis días que me restan sobre esta tierra, que los lleno de tu sabiduría. Ayúdame a formular propósitos para llevar este Evangelio por todas partes en armonía total con tu voluntad. Que no tenga en poco ser quien soy por tu gracia; pero que no caiga en la soberbia de sentirme indispensable en tu Reino. En presencia y en nombre de JESÚS, oro. Amén.
Perla de hoy:
Sirvamos a Dios con toda pasión y gozo, como si la salvación de este mundo dependiera de nosotros; pero sometiéndonos a su soberanía y plan eterno, que Él haga lo que bien le parezca.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


lunes, 16 de abril de 2012

¿Quién es Dios?

Francisco Aular
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer. Juan 1:18 (NVI)
Braulio Pérez Marcio en su precioso libro Vislumbres de Esperanza, nos cuenta:Un joven literato llegó a casa de Esteban Mallarmé para consultarle sobre un poema que se proponía escribir, un poema acerca de Dios.
-¡Hermoso asunto!- opinó Mallarmé.
-¿Verdad, maestro? Pero usted,-¡no sé si me atreva a preguntárselo!-¿Usted, cómo lo ve, como lo concibe?
Tomó Mallamé una hoja en blanco, y en medio de aquel papel, escribió: “DIOS”. Después dejó la pluma y permaneció en silencio.
-¿Y qué, maestro?-interrogó al cabo de un instante el joven poeta.
-¿Y qué? Pues, nada más. No cabe agregar nada más a esa palabra. Las consideraciones más variadas y profundas, las disertaciones más sutiles, y el poema más grandioso que pudiera concebirse, dirían menos que esas cuatro letras. Cuando se escribe DIOS se ha dicho y se ha escrito todo”. JESÚS, “el Hijo unigénito, que es Dios”, vino desde el cielo y vivió entre nosotros. Se hizo hombre sin dejar de ser Dios. Él mismo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). A Dios se llega por el espíritu nuestro vivificado por Él. A Dios se le palpa por la fe inquebrantable producto de mi caminar diario con su Palabra.
Como antes les he comentado, me correspondió el privilegio de trabajar en el Servicio de Anatomía Patológica de un hospital de mi país, Venezuela. En esos años ser un cristiano nacido de nuevo, y proclamar el evangelio en una universidad, era cosa, según ellos, de ignorantes, locos o tontos. Ser ateo estaba de moda, y los estudiantes de medicina y los médicos, le daban poca importancia a las cosas de Dios. Es posible que algunos de aquellos cristianos se callaran, otros vacilaran o por la simpleza de no parecer ridículos, callaran. ¡Ese no fue mi caso! Hoy a casi cinco décadas de aquellos años, mi fe en Dios está más firme que nunca. Le he servido a Dios, a pesar de mis debilidades humanas, con entusiasmo y gozo, ahora me encuentro en la antesala para verlo cara a cara.
Siempre me ha gustado la poesía, y Amado Nervo, el poeta mexicano, viene en mi ayuda, con el verso final de su gran poema “Tú”:
“Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo.»
¡Y con cada fe muerta se agiganta mi fe!”.
Oración:
Amado Padre Celestial:
En esta hora me postro delante de ti, lleno de gratitud y adoración. Cuando pienso en lo mucho que me has dado, sin merecerlo, me humillo delante de ti. He aprendido a creerte y a servirte con todo gozo. Ayúdame a proclamar y a vivir tu Mensaje de amor, fe y esperanza. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
Cuando Dios lo creó a usted, sonrió. Ahora, sonríale usted a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo.

viernes, 13 de abril de 2012

¿Cuál camino?

Francisco Aular 

Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Deuteronomio 30:19 (NVI)

La vida está llena de decisiones, muchas de ellas, las más importantes, las tomamos en la juventud. Debemos tener en claro que las decisiones tomadas están entre dos polos, las hacemos por miedo o por la esperanza que conllevan, pero  ninguna otra decisión tendrá implicaciones eternas como la de preferir servirle a Dios, rindiendo nuestras vidas a Él, y obedeciendo su Palabra como base de nuestro tiempo aquí en la tierra. Eso es lo que encierra nuestro versículo de hoy, el desafío de Moisés al pueblo de Israel: “Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob” (Deuteronomio 30:20, NVI).
Corría el año 1900 y el mundo descubría verdaderos adelantos para la humanidad. En Nueva York, a las puertas de una iglesia cristiana, los encargados de recibir a las personas, repartían literatura e invitaban a los transeúntes a entrar para que escucharan la predicación del Evangelio. Dos jóvenes judíos que caminaban por allí, recién llegados de Rusia, recibieron la invitación y entraron. Se quedaron maravillados de las buenas noticias que predicaba el pastor, así como de los himnos, el coro y la sencillez que vieron en las personas que asistían a aquel lugar. Uno de ellos, Abraham Silverstein fue tocado por la Palabra de Dios, e hizo la decisión de aceptar el regalo de la vida eterna por medio de JESÚS. Más tarde este hombre llegó a ser misionero de la Palabra de Dios entre los judíos de Norteamérica, y fue instrumentos en las manos de Dios para conducir a muchos de su generación a conocer al Mesías prometido. Hasta hoy es imposible contar dentro de su grupo étnico, a cuántos les trajo bendición eterna.
El otro joven judío era León Bronstein, muy apasionado por la política. Él rehusó la invitación de aceptar el regalo de la salvación, y siguió su carrera sin mirar a Dios. A este joven, luego se le conoció con el nombre de León Trotsky, uno de los baluartes de la revolución rusa de 1917. Llegó a las cumbres del poder y fue contado entre los héroes de aquella revolución. El mundo, con todo su poder se inclinó ante él por un tiempo. Sin embargo, cayó en desgracia ante José Stalin, y fue desterrado muy lejos de su patria y del escenario político de su nación, aún así, las manos de sus enemigos lo persiguieron y en 1940 fue asesinado en México.
¡Cuán importantes pueden ser las consecuencias de una decisión tomada a tiempo! Una decisión como aquella, en la cual está en juego, no solamente la vida temporal que se nos va muy rápido, sino las implicaciones de adónde iremos, definitivamente, por toda la eternidad. Hagámosle caso a Dios, y habrá bendición eterna: Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.

Oración:
Alabado seas Padre eterno, por hacerme una invitación a la verdadera vida que no se acaba jamás. Te he mirado a ti y he aceptado tu invitación. Ayúdame a llevar estas buenas nuevas de salvación a otros. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No es ningún tonto quien cambia lo que de todos modos va a perder por lo eterno. Jim Elliot
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?