viernes, 28 de diciembre de 2012

Como un viaje


Mis amados y amadas:
“Aquí es de tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compás de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja.
Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
como en los pueblos de mi tierra.”
(Andrés Eloy Blanco, Las doce uvas del tiempo)

En pocas horas el año 2012 será historia.  Es mejor para nosotros, nuestra familia y sociedad, que dejemos todo lo que nos estorbe para el Año Nuevo 2013, y salgamos a predicar las Buenas Noticias del amor y perdón de Dios, y se cumpla en nosotros lo que dijo el profeta: “¡Qué hermosos son sobre los montes  los pies del mensajero que trae buenas noticias, buenas noticias de paz y de salvación, las noticias de que el Dios de Israel reina!” (Isaías 52:7 NTV). ¡Yo quiero estrecharlos, a cada uno de ustedes, como lo hacemos en mi tierra¡ En este abrazo les doy las gracias por sus oraciones y una amistad a prueba de todo. Con la mejor visión para mi amada Patria lejana, y con la oración, la pasión y la acción por un mundo mejor, mientras nos decimos de todo corazón: ¡FELIZ AÑO 2013!

Pastor y amigo,
Francisco Aular

Como un viaje
“No te desampararé, ni te dejaré.” Hebreos 13:5 RV60
El fin de un año y comienzo de otro nos enseña esta verdad: La vida es como un viaje en tren hacia nuestro verdadero hogar, con sus paradas, sus estaciones, sus paisajes, y los otros pasajeros, mis compañeros de ruta. El tren simplemente va por los rieles hasta el final. El pasajero es el que hace los cambios. En ese tren la vida humana se nos da como un regalo. Me siento agradecido a Dios por ese regalo que me puso en el mundo por medio del nacimiento, Dios usó a mis padres para ponerme aquí, sin embargo: “El ser humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo” (Juan 3:6; NTV). Así que, en este viaje hacia nuestro verdadero hogar en el cielo es indispensable nacer otra vez, porque el nacimiento humano nos pone en la tierra, y el espiritual nos lleva al cielo. Ambos nacimientos son regalos que Dios nos ha dado. Así que, podemos decir que el primer nacimiento es terrenal y el segundo proviene del cielo. El primero es temporal, ya que ningún ser humano por poderoso o sabio que sea es indestructible; la muerte es inevitable: “Todos llegamos al final de nuestra vida tal como estábamos el día que nacimos: desnudos y con las manos vacías. No podemos llevarnos las riquezas al morir” (Eclesiastés 5:15; NTV).
Un anciano, al cual estaba evangelizando, me dijo en tono lastimero: “¡Ah, si yo pudiera volver a nacer!…”, entonces, le respondí, lleno de gozo: ”Amigo, le tengo las mejores noticias que usted haya oído en toda su larga vida, ¡sí puede volver a nacer! ¡JESÚS bajó del cielo con esa gran noticia para todos nosotros los pecadores!”. Y desde aquel momento, el anciano nació de nuevo, lo discipulé y se hizo miembro de la iglesia; vivió los pocos años de vida espiritual como un nuevo hombre, hasta que llegó al final de su viaje en esta tierra y pasó a su verdadero hogar en el cielo. JESÚS dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Ahora bien, estamos al final del año 2012, así se cumple una etapa de nuestro viaje, sin embargo, si todavía no has nacido de nuevo, no tienes vida eterna en JESÚS. Lo más importante es que en esta hora de reflexión en la que hemos repasado la historia de la Navidad, cuando JESÚS adoptó la vida temporal por 33 años y, como todo ser humano, murió, siendo que Él mismo es la vida eterna, pero, al tercer día resucitó, y desde entonces, la muerte temporal es absorbida por la vida eterna, y por ello, JESÚS y sólo Él es nuestra esperanza de resurrección. JESÚS nos da la vida temporal para que nosotros podamos tener la vida eterna. ¡Gracias Dios mío por tu plan de salvación y rescate para el ser humano!
Un asunto que tenemos claro en Las Escrituras es que nadie irá al cielo obligado. Es triste que celebremos los días de este mes sin la presencia de Él en nosotros y en la fiesta. Para invitarlo a nuestras vidas es necesario nacer de nuevo, y esto lo logramos al arrepentirnos, de manera individual, de nuestro pecado de orgullo y desobediencia; al pedirle perdón por nuestros pecados e invitarlo a ser nuestro Señor y Salvador. JESÚS te dice: “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos” (Apocalipsis 3:20). ¡Dios por su gracia infinita quiera una relación de amor y amistad contigo! Si esto quieres hacer al leer esta meditación, repite la siguiente oración,
Oración:
Amado JESÚS, tú dijiste: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, en obediencia a tu Palabra, en esta hora yo me arrepiento del pecado que me separa de ti, te pido el perdón de mis pecados, y te ofrezco con humildad y fe mi corazón para que vengas y mores en mí. Hoy nazco de nuevo. Hazme como uno de tus hijos. ¡Gracias SEÑOR por oír esta oración y salvarme! Amén.
Si has hecho esta oración en forma sincera, escríbeme porque tengo una literatura para ayudarte en tu crecimiento espiritual, y con mucho gusto te la hago llegar. Ahora, sí: ¡Feliz Año Nuevo con JESÚS en tu corazón!
Perla de hoy:
El Compañero en todo el viaje de nuestra vida aquí es Emanuel, Dios con nosotros y en nosotros, si lo hemos recibido en nuestra vida. Él vino a buscarnos porque el cielo no es cielo sin el ser humano.

Como un viaje
“No te desampararé, ni te dejaré.”
Hebreos 13:5
Francisco Aular

Como un viaje
nuestra vida cristiana
debe estar rendida a
la dirección de Dios
que nos ha dejado en
su santa Palabra.
Siempre recordando
que Dios estará con nosotros
en dondequiera que vayamos:
“No te desampararé,
ni te dejaré.”
Es posible que pasemos por
la senda del hambre, pero, JESÚS dijo:
“Yo soy el pan de vida”.
Nuestros pasos en JESÚS
están iluminados, Él dijo:
“Yo soy la luz de la vida”.
No hay manera en que nos
sintamos encerrados y sin salidas, el SEÑOR dijo:
“Yo soy la puerta.”
No importa lo alto de la montaña o la
profundidad del valle, Él nos dice:
“Yo soy el Buen Pastor”.
Nunca olvidemos que esta vida es breve
y un día el ángel de la muerte tocará a nuestra puerta.
 ¡No tegamos miedo! Él dijo:
 “Yo soy la resurrección y la vida.”
Es posible que no seamos fructíferos,
de todos modos seamos fieles: JESÚS dijo:
“Yo soy la vid verdadera”.
Por la carretera de la vida nos encontraremos
con la duda. No vacilemos, Él dijo:
“Yo soy el camino.”
Si nos humillamos delante de JESÚS,
Él nos sostendrá en la hora de la prueba:
“Volarás alto, como el águila.
Correrás y no te cansarás;
caminarás y no desmayarás”.
Desde que emprendimos este viaje
Dios nos ha ungido con sus bendiciones,
 Y, “somos más que vencedores.”
Su gracia será suficiente, teniendo
a JESÚS lo tendremos todo en esta
vida y la venidera porque Él
es el Dueño de ambos lados, y nos dice:
“Bástate mi gracia; porque mi poder
se perfecciona en la debilidad”.
Algún día llegaremos
al final del viaje,
pero, Él seguirá siendo:
“El camino, y la verdad
y la vida…”.
Como un viaje
nuestra vida cristiana
debe estar rendida a
la dirección de Dios
que nos ha dejado en
su santa Palabra.
Siempre recordando…,
que Dios estará con nosotros
en dondequiera que vayamos:
“No te desampararé,
ni te dejaré.”

Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

JESÚS: La Clave de la Navidad


Mis amados y amadas:
La esperanza cristiana tiene su asidero y al mismo tiempo levanta el vuelo desde el hoy hasta el mañana. El mundo está esperándonos para que lo contagiemos con nuestra esperanza cristiana en esta Navidad y en el Año Nuevo. Desde lo más profundo de mi ser, les doy las gracias a todos ustedes mis perlistas amados que han estado conmigo, acompañándome con sus oraciones. Que, tal y como los voceros que salían cada cincuenta años a pregonar el año agradable de Dios, cuando toda deuda era cancelada, cada prisionero era liberado y la tierra tenía reposo, nosotros seamos pregoneros, y más, misioneros de la Palabra de Dios.
¡Feliz Navidad y un Año Nuevo pleno de Buena Noticia en todo el mundo!
Siempre en marcha hacia un mundo mejor, con mucho afecto,
pastor y amigo,
Francisco Aular

JESÚS: La Clave de la Navidad
 
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,  a pregonar el año del favor del Señor.” (Lucas 4:18,19; NVI)

Le preguntamos al maestro de música cubana Roberto Linares Brown -miembro de nuestra iglesia, aquí en Toronto-: ¿En qué consiste la clave de la música afrocubana?, y él nos responde: “La clave son las claves, un instrumento idiófono (del griego y significa, "sonido propio") de percusión, que marca el ritmo como “llave” o patrón a partir del cual se derivan sistemas rítmicos que constituyen diversos géneros populares o folclóricos de la música cubana.” Muy bien y ¿esto qué significa? Y rápidamente concluye, “sin la clave cubana es imposible interpretar una pieza de música tropical”. Eso nos dio la idea para la siguiente meditación: ¡JESÚS: La Clave de la Navidad!, sin Él no hay Navidad, y si Él no hubiera nacido, nosotros estuviéramos eternamente separados de Dios, por lo tanto, JESÚS es la Razón de la Navidad. Y para decirlo en términos de la música tropical: Es la Clave de la Navidad. ¿Por qué JESÚS es la clave de la Navidad? Veamos:
JESÚS es la Clave de la Navidad porque Él y solo Él es Dios en medio nuestro: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS” (Lucas 1:31; RV60); “… la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel que significa «Dios con nosotros” (Mateo 1:23; NTV). ¡JESÚS o EMANUEL es preexistente! ¡Él es antes de que el mundo existiera!, en efecto, la Biblia enseña que JESÚS de Nazaret, el Carpintero de Galilea es el Creador del universo, sí, ¡JESÚS es el mismo Dios Todopoderoso!, sin Él no hay salvación,  y no tendríamos la vida “zoé”. ¡En una Navidad vino del cielo para salvarnos de nuestros pecados y llevarnos allá!
JESÚS es la Clave de la Navidad porque Él y solo Él es la Buena Noticia para el ser humano pecador: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres... JESÚS es la Segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios Padre y Dios Espíritu Santo. La religión ha hecho todo lo posible para llevarnos a Dios, pero no ha podido, necesitamos nacer de nuevo; las religiones solamente hacen remiendo nuevo en paños viejos. En JESÚS tenemos la respuesta de Dios al pecado humano; Dios vino para evitarnos intermediarios, y ahora podemos hablar con Él cara a cara porque, objetivamente, Él está el cielo intercediendo por nosotros, y, subjetivamente, vive en nosotros para darnos la victoria cada día en esta tierra: Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo” (Hebreos 1:1-3; NTV).
JESÚS es la Clave de Navidad porque en Él y solo en Él hay libertad y salvación: Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos… En el principio, nos dice la Biblia que el Creador nombró mayordomo (administrador) al ser humano: “Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo»” (Génesis 1:28; NTV), sin embargo, un personaje siniestro llamado Satanás, enredó a nuestros primeros padres, los engañó, porque esa es la especialidad de él, y les robó la administración de este mundo, y desde ese día todos los seres humanos no nacemos bajo la libertad del Paraíso de Dios, sino bajo la esclavitud de Satanás, el cual tiene a la humanos “muertos en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1,2); los seres humanos estamos completamente ciegos sin Cristo: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). ¿Qué hacemos con un muerto?, ¡o le damos vida o lo enterramos! JESÚS es la vida eterna y vino para darnos vida: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b); ¿qué hacemos con un ciego? Es maravilloso que podamos quitarle la venda y hacer que vea, eso es lo que hace JESÚS exactamente cuando viene a nuestras vidas: Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos…
JESÚS es la Clave de la Navidad porque Él y solo Él rompió las cadenas de nuestra condenación: …a poner en libertad a los oprimidos... La Biblia dice:Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos” (Romanos 5:18; NTV), ¡JESÚS se hizo hombre! Se encarnó, esto es lo que llamamos la Natividad o Navidad del SEÑOR, ¡JESÚS es el Verbo de Dios, la Palabra de Dios! Como lo enfatiza uno de sus discípulos: “Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre” (Juan 1:14; NTV).
JESÚS: Es la Clave de la Navidad porque Él y solo Él es el Regalo de Dios para los pecadores: a pregonar el año del favor del Señor.” Ciertamente, ¡cuán Buena Noticia nos trajo JESÚS al venir y morir por nuestros pecados!, pagó el precio delante del Padre y nos compró un lugar en el cielo, y ahora nos lo ofrece como un Regalo, por eso, pudo decir lo que está vigente hoy: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). Pasé muchos años de mi niñez y primera juventud pensando en ser lo suficientemente bueno para merecer ir al cielo, pero un día comprendí que Dios me lo ofrecía como un Regalo en JESÚS:Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23; NTV).
¿Qué es Navidad? Es ternura ante el pasado, valor ante el presente, esperanza para el futuro. Es el deseo ferviente de que cada copa rebose con bendiciones ricas y eternas, y que todos los senderos conduzcan a la paz.” Agnes M. Pharo. ¡Solo JESÚS es la Clave de la Navidad para llevarnos al Padre, quien lleno de buena voluntad nos espera!
Un asunto que tenemos claro en Las Escrituras es que nadie irá al cielo obligado. Es triste que celebremos al Cumpleañero de este mes sin la presencia de Él en nosotros y en la fiesta. Para invitarlo a nuestras vidas es necesario nacer de nuevo, y esto lo logramos al arrepentirnos de nuestro pecado de orgullo y desobediencia, pedirle perdón por nuestros pecados e invitarlo a ser nuestro Señor y Salvador. JESÚS te dice: “¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos” (Apocalipsis 3:20). ¡Dios por su gracia infinita quiera una relación de amor y amistad contigo! Si esto quieres hacer al leer esta meditación, repite la siguiente oración,
Oración:
Amado JESÚS, tú dijiste: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”, en obediencia a tu Palabra, en esta hora yo me arrepiento del pecado que me separa de ti, te pido el perdón de mis pecados, y te ofrezco con humildad y fe mi corazón para que vengas y mores en mí. Hoy nazco de nuevo. Hazme como uno de tus hijos. ¡Gracias SEÑOR por oír esta oración y salvarme! Amén.
Si has hecho esta oración en forma sincera, escríbeme porque tengo una literatura para ayudarte en tu crecimiento espiritual, y con mucho gusto te la hago llegar. Ahora, sí, ¡feliz Navidad con JESÚS en tu corazón!
Perla de hoy:
La Persona Clave de la Navidad es “Emanuel”, Dios con nosotros y en nosotros, si lo hemos recibido en nuestra vida. Él vino a buscarnos porque el cielo no es cielo sin el ser humano.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Nos veremos en la mañana


En memoria de los marchistas de la Iglesia Fuente de Vida de Anaco, Edo. Anzoátegui, Venezuela
Era un sábado precioso, y el pastor César Hernández y Omaira, su esposa, encabezaron el grupo que entusiastamente fueron a la ceremonia de los bautizos de unos nuevos creyentes. Fueron al lugar, hicieron la ceremonia, disfrutaron también un día de sano esparcimiento. De regreso, aún de día cuando ocurrió la tragedia que nos ha mantenido a todos en vilo. Hubo 9 muertos y 32 heridos, todos de una misma iglesia, y obviamente, algunos amigos. Son de esos sucesos misteriosos en que uno hace todo bien, y algo sale mal, sin embargo, en esta hora, no puedo pasar por alto el hecho de haber conocido a Omaira Medina, mujer de oración, evangelizadora y discipuladora, y en unión de su esposo, plantaron y levantaron la congregación Iglesia Bautista Fuente de Vida y otras congregaciones. Los que somos plantadores de iglesias sabemos cuánto vale y cuánto nos duele una congregación. Omaira: ¡Gracias por tu ejemplo de mujer de Dios!, ¡no te olvidaremos! Porque tú  y tu esposo César -en recuperación por las heridas sufridas-, nos han dado un legado de fe en Dios, y su Palabra.
A todos los amados fallecidos y a los que están heridos, y por sobre todo, a los sobrevivientes, hermanos de la iglesia y el pueblo de Anaco, que se ha vertido con sus representantes legítimos a un duelo de tres días, vayan nuestras oraciones. ¡Ellos murieron en el cumplimiento de la Gran Comisión de nuestro Señor JESÚS! Ellos son nuestros héroes en esta hora, a todos ustedes que se nos adelantaron: Omaira Medina de Hernández, Judith Morales, Tibaide Atache Alvarado, Pedro Gutiérrez, Celia Medina, Santiago Itanave (5 años), Rosa Guarache, Reina García y Oscar José Calderón. Existen misterios que no comprenderemos en esta tierra, pero el SEÑOR está en control: ¡Nos vemos en la mañana!
          
Francisco Aular                                            
faular@hotmail.com

Nos veremos en la mañana
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Juan 13:1 (RV60)

La muerte vino a este mundo como resultado del pecado: “el aguijón de la muerte es el pecado” (1 Corintios 15:56), y desde entonces, nos esclaviza de miedo en toda nuestra vida como seres humanos, pero el miedo a la muerte no nos impedirá morir, sino vivir. Como un médico dijo: “Este temor está arraigado en tres cosas: temor al dolor, temor a la separación y temor a lo desconocido.”.
Pasar “de este mundo al Padre” es la admirable definición de la muerte  que hace la Palabra de Dios para el cristiano nacido de nuevo. La muerte no es para el cristiano un camino cerrado o un salto a lo desconocido, sino, la partida desde este mundo a la casa del Padre: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.  Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:1-3) ¡Qué promesa nos hace JESÚS! Esto debiera ser suficiente para vencer cualquier temor a la muerte. Esta promesa está acreditaba por la resurrección del mismo JESÚS: Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. (Apocalipsis 1:17,18).
¿En esto piensa la mayoría de los seres humanos sobre la muerte? No. Lamentablemente para la mayoría, la muerte es el final de todo, y por lo tanto, nos pasamos la vida retardándola, disfrazándola, burlándonos e ignorándola  en cuanto nos es posible, pero tarde o temprano, tendremos una cita con ella. ¡Nadie quiere que ni en sombra se atraviese en su camino!
Sin embargo, para el discípulo de JESÚS, la muerte ya no es un motivo de temor, poseemos la certeza que nos da la Palabra de Dios; la muerte no nos separará de Dios, sino que nos llevará a Él; veremos a JESÚS y lo conoceremos cara a cara; no sé lo que usted hará cuando eso suceda, pero cuando llegue allá y lo contemple en toda su gloria, y al ver en su cuerpo resucitado las marcas de los clavos en su amor por mí, me arrojaré a sus pies, y le diré: ¡Gracias amado JESÚS!, durante mi primer millón de años en la eternidad.
En la biografía del esposo de Catherine Marshall Un hombre llamado Pedro, ella describe elocuentemente la negrura de la noche del pesar, y lo brillante del amanecer de una nueva fe. En efecto, después de la muerte del doctor Marshall, ella fue a la casa de verano, y allí todo le hablaba de él, desde el bote hasta los zapatos bajo la cama, buscando la soledad del mar, salió a la playa en la primera tarde tempestuosa, al mirar el agua, de repente, recordó sus últimas palabras, la escena quedó fija vívidamente en su memoria. Pedro estaba acostado en la camilla esperando que lo llevaran a la ambulancia, ella se inclinó sobre él y le susurró: “Querido, nos veremos en la mañana.” La última línea resume así sus maravillosos pensamientos: “Y al estar de pie allí mirando a lo lejos del horizonte, sabía que esas palabras las cantaría de corazón a través de los años: nos vemos querido, nos vemos en la mañana.” Paul W. Powell, El Nuevo Manual para Ministros. “…sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.” Amar a los nuestros hasta el fin, nos da una gran esperanza frente a la muerte. Cuando dos personas son cristianos nacidos de nuevo, la muerte no es una separación definitiva, por tanto no se dicen adiós por última vez, sino, ¡nos veremos en la mañana!
Oración:
Yo sé que un día el río cruzaré
Con el dolor batallaré
Y al ver la vida triunfando invicta
Veré gloriosas luces y veré al Rey.
Porque Él vive
Triunfaré mañana
Porque Él vive
Ya no hay temor,
Porque yo sé
Que el futuro es suyo,
La vida vale más y más, solo por Él.
 Gloria y William J. Gaither.  “Porque Él vive”, Himnario Bautista, #460, CBP, 1978
Perla de hoy:
No nos corresponde saber cuanto tiempo nos queda por vivir aquí, sino vivir lo que nos resta para la gloria de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

 

 

 

viernes, 23 de noviembre de 2012

Simplemente un, ¡hasta luego!


Francisco Aular

Lectura devocional: Apocalipsis 22:1-21

Aquel que es el testigo fiel de todas esas cosas dice: “¡Sí, yo vengo pronto!”. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! Apocalipsis 22:20 (NTV)

Comencé a escribir Perlas del Alma el 16 de octubre del año 2007; era un proyecto para un año, y hemos cumplido cinco años. Al pensar en mi declaración de intenciones inicial, tenía en mi mente el hecho de que la vida es una sucesión de dificultades que a veces vienen en fila, termina una y viene la otra, sin embargo, el cristiano nacido de nuevo no tiene necesidad de vivir afligido por ello, ¡Dios nunca prometió librarnos de los problemas a los cuales son sometidos los demás seres humanos!, pero nos dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5; NTV). La Biblia nos habla de muchos hombres y mujeres de Dios sufrientes, pero tomaré la vida ejemplar de José, el hijo de Jacob y Raquel. Este hombre hizo todo bien, sin embargo, tuvo que soportar una vida de sufrimientos, pero él mantuvo su optimismo hasta vencer al final de su larga vida. Este hombre tuvo dos hijos, y a los dos les puso nombres interesantes por el significado: “José llamó a su hijo mayor Manasés, porque dijo: «Dios me hizo olvidar todas mis angustias y a todos los de la familia de mi padre». José llamó a su segundo hijo Efraín, porque dijo: «Dios me hizo fructífero en esta tierra de mi aflicción» (Génesis 41:51,52; NTV). Fíjese en esta actitud vencedora: “Dios me hizo olvidar todos mis problemas”, “Dios me hizo fructífero en esta tierra de aflicción.”
Por otro lado, en este devocional, al igual que José lo hizo, veo en cada problema que me ocurre veo una puerta, una salida, es decir una perla, como lo señala Juan, al describir la Nueva Jerusalén:Las doce puertas estaban hechas de perlas, ¡cada puerta hecha de una sola perla! Y la calle principal era de oro puro y tan cristalino como el vidrio” (Apocalipsis 21:21; NTV). Por utópico que parezca a los incrédulos, ¡hay un fabuloso futuro para los cristianos nacidos de nuevo!, pero, por ahora, tenemos que lidiar con problemas y con pruebas, por lo tanto, debemos hacer de cada problema de nuestro pasado o del presente, una perla. ¿Qué es una perla, cómo se forma? En el fondo del océano habita la ostra, un marisco muy apreciado en la buena mesa. Algunas veces, se forma una tormenta de arena que tira a la ostra de un lado a otro, entonces, un grano de arena entra en el molusco, y esto le produce una herida que le causa sufrimiento. El organismo de la ostra entra en acción para sanarla. Segrega una sustancia, que poco a poco, cubre el grano de arena. Cuando se sana, posee una perla preciosa en su interior. Esa ostra no será solamente parte de una buena comida, sino también, se lucirá de muchas maneras como una joya preciosa de mucho valor. Así que, ¡toda perla natural es fruto de un proceso de sanidad de una herida! ¡Sin sufrimiento no hay perla!
Ahora bien, ¿cómo podemos transformar nuestros problemas en perlas? Eso depende de nuestra actitud frente al desafío que nos presente una crisis en nuestras vidas. Cuando estemos pasando por aflicciones, debemos saber que Dios esta formando una perla del alma que afectará tu espíritu, tu mente, tu voluntad y tus emociones. ¡JESÚS transformó la cruz de maldición en bendición! ¡La transformó en la preciosa perla de salvación que hoy disfrutamos!
Pues bien, por cinco años, he mantenido este devocional en una relación muy estrecha con todos mis perlistas; algunos me reportan la lectura, otros no, sin embargo, los hechos y las personas que expresan que han pasado a otro nivel espiritual por medio de estas meditaciones, hacen que me sienta muy agradecido a mi Señor y Salvador JESÚS; es mi oración al Padre Celestial que estas quinientas perlas que me ha permitido escribir, Él las utilice para su honra y gloria. Sin duda, estos devocionales seguirán llevando su mensaje sobre cómo convertir nuestros sufrimientos en perlas del alma.
Hoy interrumpo, hago un paréntesis necesario a la escritura diaria de Perlas del Alma, porque otros asuntos, relacionados siempre con nuestra pasión por nuestro amado JESÚS, reclaman la prioridad de mi tiempo. No es un adiós es simplemente un, ¡hasta luego!
Pensando en esto, me detuve en el hasta luego de JESÚS, en ese maravilloso día de su ascensión a los cielos. Me imagino a sus discípulos en aquella despedida, ¡sabían que no lo verían más¡, sin embargo, dos ángeles los confortaron: “Hombres de Galilea —les dijeron—, ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!” (Hechos 1:11; NTV).
En estos momentos me viene a la memoria uno de mis grandes autores favoritos, el doctor Francisco Lacueva porque, en el cruce de correspondencia que mantuvimos, nos llamábamos mutuamente “tocayo”, bueno, mi amado tocayo, en uno de sus últimos libros -antes de irse a morar con el SEÑOR-, Apocalipsis, publicado por editorial Clie, al final escribe algo que me parece su hasta luego para todos nosotros sus admiradores en todo el mundo,  y surge, justamente, comentando el hasta luego de JESÚS: “¡Sí, yo vengo pronto!”, escribe: “La fantasía lo ha descrito bajo la imagen de una doncella cuyo prometido la dejó para ir de viaje a Tierra Santa, con la promesa de que, a su regreso, la haría su esposa amada. Muchos le decían a ella que jamás volvería a verlo. Pero ella creía en la palabra de él y, tarde tras tarde, bajaba al solitario puerto y encendía una luz frente a las rugientes olas, para dar la bienvenida al navío que había de devolverle a su amado… Así también, aquel bendito Señor que nos ha amado hasta la muerte, se ha marchado a la misteriosa Tierra Santa de los cielos, prometiendo que, a su vuelta, nos tomará como a su dichosa y eterna Esposa. Algunos dicen que se ha ido para siempre y que nunca más lo veremos aquí. Pero su última palabra fue: “¡Sí, vengo presto!”… Y alguna de esas noches, mientras el mundo está ocupado en sus alegres frivolidades, riéndose de la doncella del puerto, una forma se levantará de las turgentes olas, como otrora en Galilea, a vindicar para siempre toda esa espera y devoción, y traer a ese fiel y constante corazón un gozo, una alegría y un triunfo que nunca tendrá fin”.  
Con lágrimas en mis ojos, digo: “¡Sí, ven, Señor JESÚS!” (Apocalipsis 22:20). Nunca nos has dicho adiós, sino simplemente un ¡hasta luego!
Oración:
Padre Celestial:
¡Gracias por la salvación que me has dado por tu gracia! ¡Gracias por llamarme para escribir sobre ti, en todos estos años! ¡Yo sé que tu amado Hijo volverá a buscarnos para llevarnos con Él para siempre! ¡Vivimos entre su hasta luego y la esperanza de volverlo a ver! Mi mano sostén SEÑOR, hasta que llegue ese momento o me llames a tu presencia. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
A medida que este mundo nos prueba, va surgiendo una perla del alma que exclama: ¡Ven SEÑOR JESÚS para brillar contigo!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

 

 

jueves, 22 de noviembre de 2012

El respeto en acción


Francisco Aular

Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor. Romanos 13:7

Mi buen amigo el diccionario viene en mi ayuda, al comenzar esta meditación en la que tocaré el tema del respeto.  En efecto, nos dice que “respeto es consideración y reconocimiento del valor de algo. Miedo, temor, recelo o aprensión”, como cuando decimos: me encanta el mar, pero le tengo respeto”. El término viene del latín “respectus” (consideración, miramiento). También significa educación, es decir, la manera respetuosa en que tratamos a los demás. La idea es que uno debe andar en sus relaciones con los demás seres humanos, tomándolos en consideración, teniéndolos en cuenta.
Permítanme ponerles un ejemplo muy personal. Como ya les he compartido en otras Perlas,  nací en una montaña en donde no teníamos muchas cosas, pero, sí, luchábamos para vivir; mis padres y familiares me enseñaron a no pasar de largo frente a otro ser humano, sin tomarlo en cuenta. Una de las palabras favoritas de esos primeros años era “respeto”; era un tipo de etiqueta social rudimentaria. Violar el código, significaba, por lo mínimo, una reprensión de nuestros padres. La consideración a las personas se iniciaba en el hogar en los primeros años de vida, comenzando por los de nuestra casa, y, de manera simultánea se extendía a los demás.
Ciertamente, el respeto supone ponerse en el lugar del otro; hay que mirar a los demás de un modo más profundo, y vislumbrar, que al igual que yo, él también tiene sus misterios; le doy reconocimiento y valor como ser humano, no le doy la espalda, lo trato bien, y saco de lo más profundo de mí, lo mejor que soy y lo que tengo para dárselo. Soy benévolo con él a la hora de sus fallas porque como él, yo también puedo caer. Percibo que es vulnerable y no lo debo herir. Lo respeto tal como es. A la hora de la verdad, me pongo a su lado, lo respaldo. Aunque no estoy de acuerdo con sus creencias, no permito que se le ataque y discrimine por ellas. Creo que todo ser humano debe ser respetado de ese modo, por ello, no me fijo en lo superficial y aparente nada más, porque sé que todo humano tiene un ser interior que, a veces, permanece oculto, y, por lo tanto se hace necesario viajar a su interior, para, desde allí, estimularlo con respeto, y hacer que brillemos juntos en la brevedad de nuestras vidas temporales.
El Apóstol aconseja: “Paguen a cada uno lo que corresponda.” No hay que respetar solamente a los superiores por el poder temporal que les ha sido dado, sino también a aquellos, que dicho poder no respeta. Más allá del poder temporal existe un bien superior: la verdad, la libertad y la justicia. Quien desprecia a otro ser humano es como quien desprecia a Dios: Si alguien afirma: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. (1 Juan 4:20; NVI).
Mi optimismo al ver lo que el evangelio puede hacer a favor del ser humano es grande y único. Nada podrá apartarme de esta verdad. No obstante,  hoy más que nunca, cuando leemos las noticias internacionales, y vemos el liderazgo mundial despreciar la diplomacia e irrespetar al ser humano con insultos, me duele. Más aún, al contemplar a esos líderes mientras fanfarronean, se pavonean y se dan mucha importancia delante de los demás, irrespetándolos, pues, ellos son dignos de compasión.
Me acuerdo de los grandes del pasado, y pienso qué poco hemos avanzado. Mi oración es: SEÑOR, perdónanos y ten compasión de nosotros. ¡Tenemos que llegar a ellos con tu mensaje de amor y perdón! Entonces, veo que la gran necesidad del momento es orar, y esforzarnos en la gracia de Dios y poner, otra vez, antes de que sea demasiado tarde, el respeto en acción.
Oración:
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, siembre yo amor;
donde haya injuria, perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya tristeza, alegría;
donde haya desaliento, esperanza;
donde haya sombras, luz.
¡Oh, Divino Maestro!
Que no busque ser consolado sino consolar;
que no busque ser amado sino amar;
que no busque ser comprendido sino comprender;
porque dando es como recibimos;
perdonando es como Tú nos perdonas;
y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna.
(San Francisco de Asís)
Perla de hoy:
El respeto a Dios y su Palabra es la guía para respetar a los demás.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?